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Colecho con animales ¿Dormir o no con ellos?

Mujer y perro | Burst en Pexels

Dormir junto a tu perro o gato es cada vez más común y normalizado ¿será beneficioso?

Dormir junto a tu perro o gato es cada vez más común y normalizado ¿será beneficioso?

Por Marcos Díaz Videla, Doctor en psicología, docente en Universidad de las Flores en Buenos Aires, autor de “Antrozoología y el vínculo humano y perro”.

Pocas cosas me parecen más reconfortantes que dormir con mis dos perras de compañía. Una de ellas tiende a ubicarse en mis pies y la otra, al lado mío, apoyando su cabeza en mi almohada. Esto no sucede todas las noches, ni tampoco durante toda la noche. Ellas elijen cuándo y por cuánto tiempo. Y yo me atrevo a jurar que cuando se da este colecho canino, mi descanso es marcadamente más reparador.

Colecho es el nombre que se le ha dado a la práctica realizada por los padres que comparten la cama con sus hijos pequeños. Técnicamente, se define a partir de un cuidador adulto que duerme lo suficientemente cerca del infante, permitiendo el intercambio de al menos dos estímulos sensoriales (i.e., tacto, olfato, movimiento, vista y/o sonido), pudiendo llevarse a cabo durante una fracción o durante toda la noche. En los últimos años, el término también ha sido aplicado para quienes compartimos la cama con nuestros animales de compañía. Así se habla de colecho canino, felino o con mascotas.

Claro que, si bien el término y su aplicación a animales son nuevos, la práctica de dormir con estos no lo es. Los humanos hemos dormido junto a otros animales desde tiempos inmemoriales. Estos nos han proporcionado una alarma frente a peligros, protección ante amenazas, así como calor en las noches frías. Si bien hoy en día ninguna de estas funciones del colecho con mascotas sería necesaria, la práctica ha aumentado notoriamente. Entonces, ¿por qué dormimos con nuestros animales?

En principio, en nuestra cultura (occidental, urbana) la gran mayoría de los tenedores de animales los consideramos miembros de la familia. De esta manera, buscamos integrarlos y compartir con ellos cuando es posible.

Siendo una práctica aparentemente creciente, en los últimos años, los estudiosos del sueño incorporaron la variable del colecho con mascotas para evaluar si esto afectaba el descanso de las personas, sea de manera positiva o negativa. Encontraron consistentemente que quienes duermen con sus animales refieren que esto les proporcionan sentimientos de seguridad y de relajación. En tanto el sueño depende de un estado de relajación física y mental, estos resultados fueron rápidamente renombrados.

Sin embargo, esto es lo que los tenedores dicen. Al estudiar la calidad del descanso de maneras más objetivas no se encontraron evidencias tan claras de que el colecho con animales tuviera un impacto positivo en el mismo. Por ejemplo, se utilizó la actigrafía, que es una técnica a partir de la cual un sensor pequeño colocado normalmente en un brazo detecta a la actividad de reposo y actividad. Con esta técnica, se encontró que quienes compartían el dormitorio con sus animales descansaban de manera más afectiva que quienes compartían la cama en sí.

Al parecer, el efecto sería similar al que se había encontrado antes al estudiar a quienes duermen solos o en compañía de otro humano. Tanto mujeres como hombres indican que dormir con una pareja les aporta sentimientos de seguridad, pero al usar la actigrafía se observa que compartir la cama con otro humano impacta en menor calidad de sueño. Se cree que cuando los miembros de la pareja duermen juntos, un tercio de las veces en que uno se despierta, el otro también lo hace.

Más allá de los efectos positivos referidos —subjetivamente— respecto del colecho con mascotas, también hay efectos negativos que las personas indican. Algunas conductas nocturnas de los animales tienden a despertarnos e interrumpir nuestro sueño. Los perros caminan, roncan, piden para hacer sus necesidades y se quejan o tienen movimientos involuntarios mientras duermen. Los gatos, tienden a vagar y reubicarse bastante durante la noche. Solamente pocos gatos pasan toda la noche durmiendo en mismo lugar. Además, las respuestas de los gatos a posibles amenazas pueden ser ruidosas, y el sonido puede viajar distancias considerables.

Al comparar el descanso con parejas humanas con el colecho canino y felino para un grupo de mujeres estadounidenses, los investigadores destacaron algunas diferencias llamativas. Las tenedoras de perros duermen y despiertan más temprano que las tenedoras de gatos. Los perros en la cama generan más sentimientos de comodidad y seguridad, y menos molestias que los humanos (parejas). Los gatos son considerados como igualmente molestos que las parejas, pero con menores sentimientos de comodidad y seguridad. Y, finalmente, el colecho animal con varias mascotas es la opción indicada como la que más molestias para el descanso produce.

En defensa del colecho felino, vale destacar que algunos tenedores de gatos —presumiblemente los de aquellos que duermen toda la noche— describen que sus animales son importantes fuentes de relajación de modos que sobrepasan los costos.

En cualquier caso, se recomienda cambiar sábanas, cubrecamas, mantas y almohadones constantemente. Suponiendo que las mascotas están limpias y sanas —lo cual deberíamos hacer siempre, duerman o no con nosotros— hay dos contraindicaciones importantes a considerar para el colecho animal.

Por un lado, suele recomendarse que las personas que tienen alergias o asma no duerman con sus mascotas; es más, muchos recomiendan que estas personas no permitan que sus animales ingresen a sus dormitorios.

Por otro lado, muchos especialistas refieren que compartir la cama con perros ayuda a desdibujar la jerarquía dentro del hogar, lo que, eventualmente, podría favorecer problemas de agresividad en el animal o al menos, que se pongan territoriales sobre la cama.

Pensemos que el colecho con niños también suele ser contraindicado por los psicólogos familiares, sobre todo, aquellos que entendemos que las reglas del hogar tienen que marcar límites claros y bien establecidos entre los miembros de distintas jerarquías. Sin embargo, no todos los especialistas en conducta canina están de acuerdo en este punto. Para algunos, los perros no buscan subir a nuestras camas para desafiar la jerarquía, sino simplemente porque es más cómoda.

En resumen, el colecho con animales no es una práctica nueva, pero en los últimos años parece haberse incrementado.

En tanto no haya problemas de alergia o asma, ni de jerarquía en la manada familiar, y en tanto humanos y animales quieran, personalmente, me atrevo a recomendarle una buena siesta de 45 minutos de colecho con mascotas a toda persona que necesite un descanso reparador.

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