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CONAF registra seis ejemplares del sapito de cuatro ojos

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Los ejemplares del sapito de cuatro ojos fueron encontrados en el bofedal de General Lagos.

Un hallazgo de especial importancia para la conservación de las especies nativas de la región, realizó el profesional a cargo del área ambiental del proyecto Manejo sustentable de la tierra, de CONAF Arica y Parinacota, Sebastián Vidal Díaz.

Se registraron por primera vez seis ejemplares del  sapito de cuatro ojos (Pleurodema marmorata) en el bofedal Cacanpalca de la comuna de General Lagos, en predios de la señora Fortunata Valdés Chura, que al igual que otras familias aymaras de la comuna, han dado su consentimiento y apoyo a la iniciativa. Hasta la fecha la distribución de la especie sólo está documentada para la comuna de Putre, de acuerdo al registro y la respectiva ficha del Ministerio de Medio Ambiente. De hecho, el último avistamiento fue hecho por guardaparques en el Salar de Surire, el año pasado, tras una década sin registros.

Bofedal Cacanpalca

Lo más esperanzador del hallazgo, según explica Vidal, quien es ingeniero en Conservación de Recursos Naturales de la Universidad Austral de Chile, es que además de ser el primer registro en un bofedal de General Lagos, como es el Cacanpalca, se pudo “constatar que hay reproducción de la especie, pues los especímenes observados eran adultos y juveniles, o sea estaban en diversos estados de desarrollo”.

El profesional agregó que “esto puede dar pie ahora para tomar medidas de conservación específicas, tales como un monitoreo permanente en el área de conservación acotada de este anfibio, ya que hoy figura en peligro, a diferencia de otros que son más comunes y que también pudimos observar en este recorrido”.

Héctor Peñaranda, director regional de CONAF, recordó que “la comuna de General Lagos fue anexada al proyecto Manejo Sustentable de la Tierra, apoyado por el Banco Mundial y derivado de la Estrategia de Cambio Climático y Recursos Vegetacionales, para trabajar especialmente la recuperación de sus bofedales y zonas de bosques, tanto en aras de la conservación de la biodiversidad, como de un uso sustentable de estos ecosistemas por parte de los productores locales dedicados a la ganadería camélida. En ese contexto el proyecto incorporó el Programa de Monitoreo de Bofedales Altoandinos en predios privados, que replica similar iniciativa que se lleva a cabo en las áreas silvestres protegidas”, explicó, agregando que “en este caso las familias comprometieron su permiso y apoyo para diversas acciones, entre ellas la identificación de áreas prioritarias para la conservación y el establecimiento de medidas para especies en peligro o amenazadas”.

En este mismo sentido, Sebastián Vidal precisó que “gracias al proyecto, estamos abarcando nuevas áreas de estudio, fuera de la delimitación del Sistema Nacional de Áreas Silvestres Protegidas del Esyado (SNASPE) y sumando nuevas metodologías, que nos permiten establecer parcelas de monitoreo permanente en los bofedales analizados. Estas parcelas cuentan con una delimitación de 625 m2 (25×25 metros) y son seleccionadas mediante un sistema aleatorio estratificado dentro del mismo para el monitoreo de sus recursos”.

Y en materia de discusión científica, el hallazgo da para variados análisis, como el comportamiento de hibernación asociado a los anfibios del altiplano, ya que pasarían los meses fríos bajo el suelo, donde la variabilidad climática no los afecta directamente. Esto fue verificado en terreno por el profesional quien realizó observaciones durante las últimas tres semanas, justo cuando se da la presencia de hielo y bajas temperaturas asociadas a la estación.

Relatos culturales

Otro elemento que para este profesional es muy importante es el “trabajar bajo una mirada que incorpore e incluso homologue la investigación científica con los relatos bioculturales. En este caso la gente del lugar sabe que cuando comienzan a aparecer los sapos es porque se van a pasar los fríos. Sumar los relatos locales e investigar en ese sentido, enriquece los resultados y representa un rescate y valoración también del saber local. Incluso se puede hablar de una distribución histórica de las especies a partir de estos relatos, que no siempre están consignados en los informes científicos”.

Otros cuidados

Del monitoreo logrado esta semana, también se pudo concluir que los lugares más secos son adversos para algunos anfibios. El sapito de cuatro ojos combina hábitats acuáticos y terrestres. “Un bofedal sano es propicio para la presencia de estas especies, de allí la importancia de trabajar sobre estos ecosistemas”, acotó el profesional.

De hecho, otra conclusión obtenida es el efecto de los sectores secos, como aquellos donde las lluvias estivales acarrean y depositan sedimentos, haciendo colapsar algunos sectores del bofedal. “Conociendo esta situación, es que se requiere enfatizar las actividades de riego y mantención de bofedales en áreas específicas y aplicar así prácticas amigables con el medioambiente, lo que generaría a la vez las condiciones propicias para la mantención y viabilidad de esta especie en estos ecosistemas”, explicó Vidal. Importante recomendación para una especie que además de estar en peligro, figura como rara, de acuerdo a su estado de conservación.

Fuente: CONAF

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