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En pandemia adoptamos ¿Y en desconfinamiento abandonamos?

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El COVID-19 causó un aumento en las adopciones, e incluso algunos refugios quedaron vacíos. Sin embargo, una vez terminado el confinamiento las tasas de abandono crecieron rápidamente. ¿Por qué los humanos abandonan a sus animales? Especialistas nos explican este lamentable fenómeno.

Por Isabel Pinto G.

Durante la pandemia, en distintos países del mundo se produjo un alza en las adopciones; primero fue España, luego Estados Unidos, donde algunos refugios se quedaron sin animales. Marcos Díaz Videla, psicólogo y autor del libro “Antrozoología y el vínculo humano perro”, señala que “las adopciones alcanzaron su peak cuando las restricciones sociales eran más estrictas. Un estudio demostró que al indagar acerca de las motivaciones para adoptar durante la cuarentena, sólo el 8% indicó sentirse solo, estresado y creer que el animal podría ayudarlos. El 38.5% de las personas declaró haber considerado adoptar un perro durante mucho tiempo y haberlo decidido a partir de la mayor permanencia en el hogar, y el 37.8% declaró que planeaba adoptar un perro, independientemente de la situación. Finalmente, el 9.3% escuchó sobre el riesgo de abandonos de perros por temores al contagio del virus y quiso ayudarlos’’.

Al enterarnos del aumento de las adopciones, fuimos muchos los que tuvimos el temor de que fuera un impulso debido a la pandemia, y que tras el confinamiento podían aumentar los abandonos. Lamentablemente así fue; según datos de la Real Sociedad Canina de España (RSCE), el número de abandonos de animales ha aumentado durante el periodo final del confinamiento, con un incremento del 25% respecto a las mismas fechas del pasado año. Para Marcos Díaz “la mayor motivación para la adopción fue la disponibilidad de tiempo, y la falta de éste será el mayor determinante para el abandono postpandemia”.

Según explica el experto, el problema es que los tres factores principales de abandono se han visto afectados por esta crisis sanitaria:

1. La salud de las personas se vio comprometida, con aislamientos obligatorios fuera del domicilio, y muertes.

2. La crisis económica tuvo un impacto global y ha dejado a familias sin recursos para poder mantener a sus animales

3. Se ha registrado un incremento en los problemas de conducta, particularmente en los perros, como estar más excitables, nerviosos, irritables, y demandando mayor atención.

Esto se asoció además con mayor cantidad de miembros de la familia confinados en el hogar e inactivos. “De hecho, durante este período se registraron tres veces más ingresos a emergencias pediátricas de un hospital por mordidas de perros”, agrega.

Un acto cruel

Frente a qué lleva a una persona a abandonar a un animal, destacan tres causas: problemas de agresividad de los animales; complicaciones relativas a mudanzas, arriendos y hogar, y dificultades personales y de salud de los propietarios.

Hablamos de tres factores que parecen haberse incrementado en este período, y al conocerlos nos cuestionamos si las personas que adoptan no tienen conciencia de que asumieron una responsabilidad y un compromiso con un ser vivo, sintiente, que establecerá un vínculo con su humano, y que le generará un gran daño al abandonarlo. ¿Será que los perros abandonados nunca fueran vistos como un integrante más de la familia, o sus humanos nunca desarrollaron un vínculo con ellos? Frente a esta interrogante el psicólogo explica que “no necesariamente. Algunos estudios destacan que la mayor parte de las personas que abandonaban a sus perros en refugios tienden a expresar preocupación y afecto por sus animales, así como tristeza por haber tomado esa decisión, la cual había sido pensada y no impulsiva, percibiéndola como inevitable. Se estima que este sería sólo un tercio de los casos de perros que ingresan a un refugio, y que la mayor parte de los perros desamparados serían abandonados a su suerte”.

El doctor en Psicología agrega que es importante aclarar que “los animales no son siempre abandonados por sus custodios; a veces, el abandono lo realiza un familiar, como sucede con frecuencia en la institucionalización de personas mayores que tienen animales. Esto es un acto cruel y cobarde que se configura como maltrato animal, con consecuencias socioambientales y que debe ser penado más firmemente. También hay casos donde el animal nunca fue incorporado a la familia o al hogar, permaneciendo con frecuencia en la periferia de este’’.

Abandonados: no viven felices en “libertad”

En cuanto a si los abandonos tienen relación con que muchas personas siguen viendo a los animales como cosas, Díaz Videla plantea que “a veces sí, y otras con ignorancia respecto del panorama realista que espera a esos animales. El hábitat de perros y gatos domésticos es el entorno humano. Estos animales abandonados en las calles, rutas o campos no recuperan su autonomía y no viven felices en libertad. Están condenados a vagar soportando situaciones extremas como hambre, frío, enfermedades y accidentes. Por otro lado, algunas personas creen ingenuamente que los refugios son buenas opciones para los animales. Y no, no lo son, porque aún haciendo su mejor esfuerzo están sobrepoblados y sobrepasados en sus recursos. Es importante generar conciencia y educar para que la gente entienda y tenga expectativas realistas sobre qué implica tener y qué implica abandonar un animal. Creo que no obran con maldad, sino por desconocimiento. Al margen de esto, necesitamos reforzar las leyes contra el maltrato animal, incluido el abandono. En Holanda, único país que hasta el momento acabó con el problema de los animales abandonados, parte de su estrategia fue incrementar las penas al abandono, con multas de hasta €16.000 y hasta 3 años de prisión. Necesitamos educación para fomentar la consciencia sobre el bienestar animal ,y leyes para garantizar que se cumpla”.

La culpa NO la tiene el perro (gato)

Diversos estudios revelan que los problemas de comportamiento en animales domésticos son una de las primeras causas de eutanasia y abandono. Sin embargo, muchas veces estos problemas tienen relación con errores y distorsiones en la forma en que nos relacionamos y cómo educamos a nuestros animales. Juan Linquindoli, licenciado en Psicología, máster en Etología Clínica y educador canino, destaca que “los mayores responsables de los problemas de comportamiento de los animales domésticos, sin lugar a dudas, somos los humanos. No podemos culpar de los problemas de comportamiento a animales que dependen 100% de nosotros para su supervivencia, como es el caso del perro y el gato doméstico. Existen muchos eslabones de la cadena que fallan, muchas veces por negligencia o desconocimiento, y otras veces por motivos económicos”.

Agrega que “creo que uno de los errores más frecuentes en los que suelen caer los humanos a la hora de adoptar a un perro o un gato es la desinformación. Adoptar implica una responsabilidad y una demanda de tiempo para dedicarle al animal que muchas veces no se tiene en cuenta. Se desconocen cuáles son las necesidades que deberemos satisfacer, el tiempo que nos significará, por ejemplo, su proceso de educación, especialmente si hablamos de un cachorro. De repente se encuentran con que tienen un perro que se hace pis y caca en cualquier lado, al volver de casa descubren que les rompió el sillón que tanto querían, y que para solucionar estas cosas deberán dedicarles un tiempo que no habían previsto, y lo que en principio parecía una buena idea, de repente se vuelve un problema”.

Así también, existe una desinformación a la hora de escoger, por ejemplo, qué perro adoptar. “No cualquier perro es para cualquier persona, ni cualquier persona para cualquier perro. Muchos humanos hacen elecciones a partir de rasgos estéticos del individuo, sea de raza o mestizo, pero sin averiguar características o rasgos de personalidad del animal, como es el caso de su nivel de energía. Hay personas con estilos de vida sedentarios, que disfrutan de su tiempo libre mirando películas o leyendo libros, que han adoptado un Border Collie porque se enamoraron de sus rasgos físicos, pero nunca supieron que es un perro pastor que requiere grandes gastos de energía física diarios. En el caso de la adopción de perros mestizos, también es fundamental que haya un buen ‘match’ entre los adoptantes y el adoptado. Y esto, una vez más, dependerá en gran medida de cuánto conozcan los humanos del perro que están por adoptar”.

Para una adopción exitosa es muy importante que la persona asuma la responsabilidad de informarse, sabiendo que es una decisión que lo acompañará y deberá sostener durante muchos años, como la responsabilidad de las organizaciones de rescate y protectoras a la hora de brindar toda la información con la que cuentan acerca del perro o gato, y no omitir asuntos importantes para forzar una adopción”, finaliza Linquindoli.

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