Actualidad Animal

Explotados ¡No fomentes las fábricas de cachorros!

IMG_2579 |

Las fábricas de cachorros son uno de los secretos mejor guardados de la verdadera industria que hay en torno a las mascotas. Industria que vive en el maltrato animal y que nosotros, al comprar de manera desinformada, estamos fomentando.

“¿No se llaman Mestizos? ¿Por qué hablan de perros de raza?”. Nos ha pasado tantas veces encontrarnos en nuestras redes sociales con este tipo de comentarios, que no hacen más que confirmar que pocos conocen el lado B de la vida de los perros de raza. Estos, por cierto, son tan animales como nuestros amados mestizos y aunque a muchos les parezca increíble, su historia empeora cada día. La cantidad de abandonos aumenta, mientras miles son explotados de distintas maneras: carreras, peleas, fábricas de cachorros... un retrato del infierno que no vemos y que, sin querer, a veces fomentamos.

Puppy Mills

Lía es una perrita pug de 6 años. Con sólo mirarla se percibe que es regalona y muy cuidada. Su tutora, humana o dueña, Francisca Castro -quien vive además con otra perrita de la misma raza, Lupi-, no puede evitar emocionarse al recordar el día que la conoció: “Estaba en María Pinto y una amiga de una ONG vio una publicación donde aparecía Lía. Juntaron plata y fueron en su rescate”. La entregaron cerca del lugar donde vivía, pero no quisieron mostrar el “criadero”. Esto fue en noviembre de 2016.

Al realizar los exámenes veterinarios pertinentes, estos arrojaron que padecía anemia severa, hongos en la piel, una infección dental que la llevó a perder 9 piezas y además... estaba preñada, con 50 días de gestación. Su delgadez era tal, que no se veía la evidencia física de su estado. Quienes la atendieron, aseguraron que había parido muchas veces y que se encontraba en riesgo vital. Vivía en jaula y era muy temerosa.

Lía es la representación de muchas otras perritas, madres de esos cachorros que compramos en las llamadas fábricas o Puppy Mills. ¿Sabes qué son estos lugares? Uno de los secretos mejor guardados de la verdadera industria que hay en torno a las mascotas. Industria que vive en el maltrato animal y que nosotros, al comprar de manera desinformada, estamos fomentando.

En las fábricas de cachorros reproducen a las hembras en todos los celos –necesitan generar muchos cachorros-, crían en una jaula y a los pequeños se les generan problemas de comportamiento al no haber socializado durante los primeros meses de vida. Por eso, cuando elegimos un perrito, hay que procurar saber cuál fue su historia. Lo primero es ver en qué estado se encuentra su madre, cuántas camadas ha tenido en un año y cómo se ve en términos emocionales esa perrita. Es fundamental exigir que los encargados nos muestren el lugar donde ha vivido nuestro perro y su madre.

Por lo general, la existencia de estos canes está completamente alejada de lo que necesitan para ser sanos. Milenko Ulrich, médico veterinario y miembro del Kennel Club de Chile, revisa las camadas que son inscritas: “A mí no me vienen con cuentos”, dice, señalando con pesar que hay aspectos de la crianza que no están normados: “Lamentablemente es así y caemos en cómo lo regulamos. En algunos, países lo norman por kilo de perro y de acuerdo a eso, se ve los metros cuadrados. Pero en Chile es un dolor de cabeza, muy difícil. El bullmastiff es grande, pero puede vivir en un departamento”, acota.

“Mi primer llamado es a que todas las personas que quieren adquirir un perro, compren uno con registro. O sea, que esté registrado en el Kennel. Yo sé que esta institución tiene cosas buenas y malas, pero desde el punto de bienestar animal, cuando compras uno que tiene registro, sabes que se pudo cruzar recién a los 15 meses y hasta los 8 años. Uno no inscrito lo pueden empezar a cruzar desde el primer celo -a los 6 meses, aproximadamente- hasta que se muera. Tampoco se pueden cruzar celos seguidos, puedes tener 3 partos en dos años”.

Cruzar a un perro en todos sus celos tiene pésimas consecuencias. “Se le acortará la vida, porque tendrá mucho desgaste... eso es una falta de ética. Un criador serio se preocupa de que las instalaciones estén bien, que tenga un buen alimento, que cuente con un veterinario de planta. Hay criadores que después de cierto tiempo se creen veterinario, entonces, les dan fármacos, que no son los adecuados, y muchas veces los perros que llegan a la clínica no responden a los tratamientos porque ya han ingerido tantos fármacos, que generan resistencia. Un buen criador realiza los exámenes correspondientes, va a charlas, se informa”.

Milenko pertenece a la comisión de crianza del Kennel Club de Chile desde hace 6 años y ha sido testigo de cómo se han desbaratado fábricas de perros, como fue el caso de Deniss Chávez y su criadero de Curacaví. Allí encontraron pugs y bulldogs franceses viviendo en jaulas de pájaro, hace 3 años. Los perros fueron incautados y el dueño, condenado; sin embargo, su hija logró formar otro criadero y hoy sigue con el inescrupuloso negocio. Hasta ahora, no hay cómo frenarlo.

Síguenos en:Google Noticias
Compartir: