Mestizos Magazine

Julio César Rodríguez y Blanca ''Somos un equipo''

Julio César Rodríguez 800 |

Luego de sufrir maltrato, golpes y abandono, hoy Blanca se pasea cómoda y segura por sets de radio, televisión y todos los lugares frecuentados por el rostro de Chilevisión. Sigue a su amo donde sea, lo protege y lo cela. De su vínculo y visión de los animales, conversamos con el periodista y animador.

Por Valeska Silva Pohl Fotografías Gonzalo Muñoz

Entre las múltiples actividades que desarrolla a diario Julio César Rodríguez, hay algunas relacionadas con un ser muy importante, que lo acompaña a todos lados: Blanca. Nada impide que así sea. Ella va con el periodista a cualquier parte, sumándose fielmente a su apretada agenda, que incluye el matinal de Chilevisión, su programa de la radio Bío-Bío, Podría ser peor, y el late del canal de cable Vive de VTR , Síganme los buenos.  “Lo que más me gusta es cómo me mira –asegura Julio César–, porque lo hace con ojos de amor... la Blanca es mi compañera, mi partner; somos un equipo”.

El también animador reconoce que cuando la encontró, no pensó que era abandonada. “Nunca sospechamos, creímos que se había perdido. Era súper bonita, chica... andaba merodeando y la verdad es que ¡era tan linda! La segunda vez que la vi fue una mañana, muy temprano. Estaba acostada en un rincón y le pregunté al señor de conserjería por ella. Me dijo: ‘Durmió aquí, porque parece que no tiene casa’. ¿Pero nadie la ha reclamado?, le pregunté y le pedí que le prestara atención, por si alguien la buscaba. Cuando volví en la tarde, no estaba. Pensé que la habían encontrado. Fíjate que la busqué, no estaba en ningún lado y después nuevamente la veo... le dije al señor del condominio: voy a dejar a los niños al colegio y si está aquí cuando vuelva, la llevo para darle comida y todo eso.

Al regresar, la Laura (Prieto, su ex pareja) ya la había llevado a la casa. Y no era un tema menor, porque en ese momento teníamos ya ¡3 perros! Siempre la intención fue cuidarla, darle comida, llevarla al veterinario, ponerla bonita y darla en adopción.

Una sobreviviente

Julio César comenta que entonces tenía 2 Pug y un perro adoptado, “El Forrest”, recuerda. “Lo encontramos en Rinconada de Los Andes, donde corrió casi 4 kilómetros siguiendo el auto. Por eso le pusimos ese nombre, por Forrest Gump (la película). Corrió toda su vida. Nunca lo pudimos retener en la casa, era un escapista”.

Luego de la visita al veterinario, Blanca sería presentada en las redes sociales para buscar un hogar. Pero las cosas no se dieron según el plan.“Empezamos a detectar que al tocarle la guatita, tiraba a morderte, muy fieramente...”.

Tenía mucho dolor...

¡Claro! Y tampoco podías tocarle el cuello. Si lo hacías, te tiraba un tarascón con un ladrido fuertísimo. El veterinario me dijo que era una perrita golpeada y por eso, cuando la tratabas de tomar, intuitivamente se defendía. Se notaba que le pegaban patadas en la guatita. Comenzamos a tratar de sanarla para darla en adopción y así se produjo la primera eventualidad: no podíamos ofrecérsela a nadie, porque teníamos que esperar que se curara. Además, el médico había dicho que las posibilidades de agravarse o morir eran muchas; no sabíamos el nivel de maltrato. Iniciamos el tratamiento con los remedios y empezó a mejorar.

¿Y a quedarse?

Claro, se empezó a encariñar con nosotros y no sabemos cómo, comenzó a tomar un amor especial por mí. Estaba siempre a mi lado, me seguía, me esperaba en la puerta o salía conmigo al estacionamiento. De repente, me daba vuelta y estaba ahí, detrás mío. Se empezó a transformar, de todos los perros, en mi regalona. Y fue así, hasta que terminé mi relación con Laura, que me la dejó. Me dijo: “Te voy a dejar a la Blanquita, porque se muere de amor por ti, la persona que más quiere eres tú, lejos. No me la puedo llevar. Te la voy a dejar, además, porque es la mujer de tu vida”.

Desde entonces está conmigo. Cuando no tenemos nana o no hay gente en la casa, se pone tan regalona, que tengo que traerla al trabajo. El 2017 fue la primera vez que nos quedamos solos. No me gustaba dejarla en la noche, salía temprano y llegaba muy tarde. Ahí empezó a acompañarme, cuando era cachorra, tendría como 8 meses. Hacía (los programas) Primer Plano y La Hermandad, y ella se acostumbró a salir conmigo.

Me imagino que también te pasó a ti... ¿Te acostumbrarte a estar con ella?

Sííí, y se porta muy bien. Ya tiene su cama en el auto, un espacio donde se acuesta. Es súper obediente. Y en el canal, se hizo regalona de todos. De maquilladoras, sonidistas... en la radio igual, todo el mundo la quiere... Aunque también ha hecho sus maldades.

Rodríguez nos cuenta que cuando era cachorra y él estaba en “Primer Plano”, Blanca se comió los zapatos que recién le había confeccionado, a medida, Patricio Arévalo. El afamado diseñador debió hacerlos de nuevo.

¿Sigue haciendo maldades, comiendo zapatos?

Lo que hace es que se enoja cuando no estoy, por ejemplo, y comienza a acumular cosas en la cama. Junta todo. Si alguien se come un paquete de galletas, se va a mi cama y lo sube. Las cajitas de leche que dejan los niños por ahí, los peluches de mi hija Julieta, ella los lleva. Y cuando llego a la pieza, tiene todo sobre la cama.

Blanca lo único que busca es llamar la atención de Julio César, quien añade orgulloso que su partner de cuatro patas se lleva muy bien con otros animales: “Es súper buena amiga con todos”.

¿No se pone celosa?

Sí, es celosa. Y lo que hace es subirse arriba mío, se pone encima o se acuesta sobre mi cama, pero logra tener convivencia con otros animales. Cuando estaba con Camila (Nash, otra ex pareja), ella tenía un gato, el Romeo, que prácticamente vivía con la Blanca. Pasaban todo el día juntos y se llevaban bien, nunca pelearon.

¿Siempre has tenido vínculo con los animales?

No. De niño tuve perro siempre, pero ya de grande sentí que tenía tanto qué hacer, que no había tiempo para una mascota. El que me cambió el esquema fue Forrest, porque ese perro era súper especial, inteligente y cariñoso. Todavía no teníamos a la Blanca y estaba este perrito escapista. Todo el mundo preguntaba por él, porque siempre se arrancaba. Se iba al departamento de arriba, a otras casas... Hay un hotel canino cerca y se iba para allá, porque le daban arroz con pollo. Hasta el día de hoy, somos amigos con la Pauly, la dueña del hotel (y quien hoy cuida a Blanca cuando el animador viaja).

Forrest volvía siempre. Hasta que un día no regresó. “La Blanca llevaba un mes con nosotros. Fue súper duro para todos, en especial para los niños, porque para ellos fue la primera muerte... Yo traté de que ellos lo vieran, que supieran que murió y no que simplemente desapareció... Lo enterramos juntos, lloramos y tuvimos nuestro espacio para despedirlo”.

Luego de un par de días perdido, el cuerpo de Forrest estaba descompuesto y abierto. Fue el propio Julio César quien lo limpió y preparó, para dejarlo en las mejores condiciones y que sus hijos pudieran despedirlo. “Esa noche tenía que grabar ‘Primer Plano’ y a una de las vestuaristas le pedí una aguja grande para coserlo... llegué a la casa y lo hice”, recuerda el ex estudiante de medicina.

¡Qué difícil!

Sí, pero no fue tanto. Lo dejé impecable, lo bañé, lo cosí y lo metí en una bolsita. Al día siguiente lo sepultamos con los niños. Le cantamos, lo despedimos. Fue súper bonito ese espacio con los niños, porque les hablamos de la muerte. Estuvimos muy unidos, todos lloramos... Esa conversación sobre la muerte y que la vida es finita fue importante. (Incluso hoy se emociona).

Mi hija, la Julieta, decía que la Blanquita llegó porque pasó esto. Ella lo interpretó como que venía a ocupar ese espacio que dejó Forrest. Tenía su teoría de que el destino era así y que por eso rescatamos a la Blanca

¿Tus hijos también la quieren, entonces?

Sobre todo la Julieta. Joaquín es bien especial con los animales: los quiere harto, no tiene un amor loco, sino una estructura bien definida para relacionarse con ellos. En cambio, la Julieta es más de piel, más chica, se tira a jugar con la Blanca... No le puedo avisar si hay un perro en la calle, porque si fuera por ella, los recoge a todos, me hace parar el auto... tendríamos la casa llena de perros.

¿Cuáles son los límites de la Blanquita? Se sube a la cama, ya lo sabemos...

Duerme conmigo, pero abajo. Aunque en este minuto está vulnerando el trato que tenemos de yo dormir arriba y ella abajo. Tiene su camita y su colchita. Pero mientras yo duermo, ella sube, trepa lentamente y se queda en la orilla... hasta que a las 4 de la mañana ya hace cucharita conmigo, aunque sabe que no está bien. Le digo: ¡a tu cama, Blanca! y ella baja. Pero hace show, es teatrera.

Adopción, tenencia responsable y política

Las posiciones de Julio César Rodríguez respecto a los animales son claras: “Creo mucho en la libertad, cada persona puede comprar, adoptar, querer un perrito en particular, en eso soy bien abierto, liberal... Ahora, si me preguntas qué me gustaría, pienso que tenemos un desafío importante en la adopción de perritos, sobre todo porque son demasiados y muchos están en muy malas condiciones. Además, tienen un valor agregado, que es la lealtad, el cariño, que es brutal, y siento que nos hace mejores personas.

No critico a la gente que prefiere una raza, porque, por ejemplo, hay personas que han soñado toda su vida con tener un Galgo.... Pero me encantaría que prefirieran adoptar, rescatar perritos, que los lleven a su casa, les den una buena vida y con una tenencia responsable... Siento que ese es el camino, porque a la comuna que vas o donde hablas con la comunidad, todos tienen una población de perros en la calle que es grande. Si queremos una mascota, no es necesario comprar o pagar por ella. Hoy existen muchas ONGs e instituciones que apoyan, están las herramientas y los lugares para adoptar. Por eso es tan inconcebible que se llevaran esos cachorros a botar (los 5 de La Pintana). El maltrato es inaceptable.

Lo bueno es que hoy la ley nos permite seguir a esa gente, a quienes maltratan a los animales.

Es lo que hemos reporteado, porque en este caso, la municipalidad de La Pintana se está haciendo de cargo de establecer acciones sobre esas personas.

Y desde tu mirada, ¿nuestro país es más amigable hoy con los animales?

No sé si Chile, pero sí las nuevas generaciones. La conciencia que tienen los niños con el medio ambiente y las mascotas es completamente distinta a lo que se vivió en nuestra época. Las generaciones hoy son de otra manera. Con los animales tienen una mirada y una sensibilidad diferente. Los respetan como seres vivos. Aunque sí creo que es una generación que todavía está chica, está creciendo.

¿Y tu opinión respecto a los zoológicos?

Creo que en el mundo van evolucionando, tratando de generar espacios abiertos, donde el visitante es quien tenga que estar encerrado y no los animales. Eso es muy sano, el zoo con los animales encerrados no va a resistir más tiempo. En cambio, la idea de tener un espacio grande, abierto, con los animales en libertad y donde tú vas sobre una camioneta con vidrio o encerrado... Porque tú vas por 3 horas, ¡pero ellos viven ahí! Eso me parece óptimo. También creo bueno que los niños vean a los animales y que no sea necesario ir a África para conocer de cerca a un león. Ahí hay un desafío importante y para allá va la cosa, inevitablemente.

¿Cómo ves la posibilidad de un partido animalista en Chile?

No lo veo como partido político acá y tampoco me gusta. Lo veo más como un movimiento social. Creo que cualquier movimiento animalista debe ser transversal y tratar de captar la atención de un partido político que pueda ayudar a generar legislación al respecto. Pero no un grupo animalista transformado en partido político... porque no puedes andar haciendo sólo propuestas de animales. Inevitablemente, sería secundario o estaría restringido. En cambio, como movimiento social, podría ser más fuerte, más interesante y mucho más influyente.

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