Mestizos Magazine

Toto, el chimpancé: Por un circo sin animales

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Mientras distintos países han prohibido los circos con animales -o están en proceso de hacerlo-, en Chile sólo existe una regulación. Toto, es un chimpancé que durante 22 años fue ‘’El gorila boxeador’’ de un circo, durante su show lo hacían fumar, beber café y alcohol, para luego regresar encadenado a una pequeña jaula. Una historia que conmueve y que retrata la urgencia de eliminar a los animales de la vida circense.

Por Isabel Pinto G.

El chimpancé Toto era parte del espectáculo del circo König, fue comprado de manera ilegal en Estados Unidos cuando era pequeño. Para su presentación le ponían ropa ‘’lo hacían fumar, que tomara trago, café, hacían como que se sentaba a hacer caca y después se limpiaba el poto con confort, puras estupideces. Ahí se demuestra la imbecilidad de los circos porque un animal como el chimpancé, que se ha probado que es tan inteligente y que tiene una memoria impresionante, que puedes hacer estudios con ellos, demostraciones de la memoria matemática que tienen y lo hacían hacer puras estupideces’’, dice Elba Muñoz, directora del Centro de rescate y rehabilitación de primates de Peñaflor.

Una ONG había intentado rescatar a Toto en 1996, pero no resultó porque el circo se escapó con él a Bolivia. ‘’Había una orden de decomiso, llegó el SAG, el Zoológico Nacional y Carabineros. El circo se armó con palos, cuchillos, repelieron a la autoridad y escaparon. Uno no puede entender por qué la autoridad no usó sus pistolas. Se escapó con ayuda de las autoridades, porque cómo desde San Antonio, hasta llegar a la frontera con Bolivia, no lo detuvieron en ninguna parte, eso demuestra la desidia que había en torno a los animales’’, señala Elba.

Toto permaneció varios años en ese país. Elba recuerda que un día la llamó una hermana que vivía Antofagasta para contarle que había llegado el circo Köning y que estaban paseando a un chimpancé para promocionar el circo. ‘’Iba amarrado al carro, encadenado del cuello, la gente le tiraba cigarros, botellas. Era un espectáculo horrible, no puedo entender que la gente disfrute con eso’’. Decidió viajar junto a su marido, pero al llegar la reconocieron y cerraron las puertas, sabían que la directora del centro había rescatado a Eusebio, un chimpancé que fue trasladado a África.

Estuvo una semana en esa ciudad, pero durante esos días no volvieron a sacar a Toto. Al tiempo, una persona del mundo circense la llamó para contarle que había un chimpancé en la comuna de El Bosque. ‘’En ese momento la periodista Carola Fuentes, del programa Contacto, me había llamado porque quería hacer un programa sobre tráfico de animales, le propuse cambiarlo a maltrato de animales y le conté que tenía información de Toto, un chimpancé, que tenía documentos del SAG donde reconocía que había ingresado de manera ilegal y que debía ser decomisado cuando se encontrara’’.

La periodista acudió al lugar junto a su hija, pero el chimpancé no estaba en exhibición. Una de las personas le dijo que el entrenador estaba enfermo y que nadie lo podía sacar, pero le ofrecieron que lo viera. Abrió la puerta de un camión y adentro había una jaula donde estaba Toto, ‘’la Carola quedó impactada, porque era un maltrato espantoso, estaba lleno de caca y pichí, llevaba como siete días metido en esa caja, porque nadie se atrevía a tocarlo’’. La periodista lo fue a ver varios días y obtuvo grabaciones, con ese material fueron al SAG, ‘’en el fondo los fuimos a amenazar, ‘ustedes hacen algo o nosotros lo hacemos público’, teníamos grabaciones’’, señala.

El SAG puso un abogado a estudiar el tema y se presentó una querella por maltrato animal. Al mismo tiempo Chile era sede de la ‘’Convención CITES’’, y durante ésta se hizo una marcha contra el maltrato de Toto, finalmente el juez determinó que debía ser decomisado.

Pudo ser 8 años antes...

El SAG y Zoológico Nacional participaron en el decomiso de Toto, quien llegó al Centro de Rehabilitación y Rescate de Primates deshidratado, sucio, con bajo peso, tiña y sarna, tras pasar años en una jaula. ‘’Estaba mal, tenía un colchón de esponja lleno de pichí y caca. Llevaba ahí días y días, con calor, venía en un estado lamentable. Los dientes estaban espantosos, los tenía razados con una máquina, por lo que la pulpa estaba expuesta, además le habían sacado los colmillos. Se encontraba en un estado horrible’’, recuerda Elba Muñoz.

El chimpancé, que vivió 22 años en una caja, lo habían castrado cuando era adolescente, provocándole un daño evidente, ya que no había desarrollado las conductas o caracteres secundarios sexuales. El animal todavía no desarrollaba el pelo y lo castraron, por lo que casi no contaba con pelaje. ‘’Debido a la correa, su cuello estaba marcado, irritado. Imagínate con calor, transpirando, esa cadena ahí eterna, entonces era horrible, fue muy dramático’’, recuerda Elba. ‘’Lo que más rabia me dio, y se lo dije a todos en ese momento, que lo mismo que se hizo ese día se debió haber hecho 8 años antes. Por la desidia de las autoridades estuvo 8 años más en el circo, si ellos hubieran actuado no los hubieran dejado salir de Chile’’, agrega.

“Confiaba plenamente en mí”

Todo vivió siete meses en el Centro de Primates de Peñaflor antes de ser trasladado a África. Un chimpancé se rehabilita dándole tranquilidad, que sepa que no le va a pasar nada, que va a estar lejos del circo. Se le debe tranquilizar y dar seguridad, que cuente con comida, pueda dormir tranquilo y no esté amarrado. Si bien en un comienzo era temeroso confió en Elba Muñoz. ‘’Los chimpancé son muy inteligentes, captan inmediatamente quien los quiere ayudar, tienen una resiliencia impresionante y él desde el primer día confió en mí. Desde el primer día él me acicala, abraza, besa, confiaba plenamente en mí y eso hizo que todo fuera más fácil’’.

En el centro, primero se preocuparon de estabilizar su salud física y psíquica, luego lo empezaron a preparar para el viaje a un santuario ubicado en Chimfunshi, Zambia. Elba le compró una frazada y le cortó un pedazo, utilizaron una caja pequeña y un chimpancé de plástico. ‘’Le enseñaba a jugar con el chimpancé, lo metíamos en la caja con la frazada, le dábamos agua, lo subíamos a un camión, luego a un avión, cosas que él recordara para su viaje y lo asociara a un juego. Esto era muy importante, porque él vivió mucho tiempo en una caja y se iba a atemorizar. De hecho cuando llegó el momento del viaje le dio susto, sino lo hubiéramos preparado le podría haber venido un shock o haberse muerto, del estrés de volver a meterse a una caja’’.

Rumbo a una nueva vida

Al salir de Santiago, Toto estuvo un poco estresado, pero le dieron un sedante suave y se adormeció. Elba relata que ‘’iba con fruta súper rica en la caja, mi marido que es médico, reemplazó al veterinario. En una parte del trayecto hizo el vuelo en la bodega del avión y él lo iba hidratando y alimentando, Toto estaba tranquilo porque iba alguien que era su amigo, alguien conocido’’.

El año 2003, Toto llegó a Chimfunshi, un santuario para chimpancés, ubicado en Zambia, África. ‘’En un comienzo estuvo solo, pero después decidimos juntarlo con Madonna una hembra que había llegado de Qatar. Fue súper lindo, porque cuando se juntaron se abrazaron. Le abrieron la jaula, Toto salió y le abrió los brazos, ella fue corriendo y lo abrazó’’.

Vivió con nueve chimpancés, compartió con un grupo donde había machos y hembras pequeñas, eran crías que habían sido sacadas de la selva para ser traficadas, fueron descubiertos y los animales se trasladaron a Chimfunshi. ‘’Toto tuvo 11 de años de felicidad, pudo sentir la lluvia, los rayos del sol, caminar por donde él quería, comer fruta natural, convivir con otros chimpancés, desarrollar todas sus conductas naturales con sus pares. Vivir en una selva protegida, donde tenía hectáreas para recorrer, hizo todas esas cosas que nunca pudo hacer en ese espacio limitado y pequeño’’. Toto se quedó en el sueño en julio de 2014.

Una historia que tuvo un final feliz gracias a la convicción y lucha de Elba Muñoz. ‘’Cada mono de acuerdo a la especie tiene su sistema de locomoción. En un circo eso no se respeta, por ejemplo, un orangután debe vivir en el bosque, está preparado para eso, para braquear. El mono araña tampoco puede hacerlo, no tienen ramas, hojas, lugares para esconderse. Están todo el día en exhibición, no se preocupan de cuáles son sus depredadores naturales y los hacen vivir con ellos’’.

Al estar encerrados se desesperan, estresan y baja su inmunidad, se enferman y mueren a temprana edad. ‘’Se debería hacer una ley que prohibiera los circos con animales, porque así también se prohibiría el ingreso de circos que los traigan también. En Chile hay tantos problemas que el tema animal es como el 8.545, en prioridad’’, finaliza la directora del Centro de rescate y rehabilitación de primates de Peñaflor.

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