Retratos de animales Marlla recuerda que cuando le pidieron el primer perrito pensó que iba a ser fácil, “pero toma una eternidad, hacer pelo por pelo, los ojos para que se vean reales, la nariz, cada parte del animalito era un desafío. Uso muchos lápices y colores, no trabajas con una caja de 12, son 150 colores y un retrato de un perro que lo puedes ver en blanco y negro tiene al menos 30 o 40 colores. Descubrí todo un mundo con esta nueva técnica, que es la que más ocupo ahora, y lo que más hago son dibujos de mascotas”. La ilustradora asegura que no tiene un retrato favorito y cuando los entrega después le mandan fotos de los animales con sus pinturas al lado. “Es súper gratificante, porque tengo tres gatitos (Tito, Rafael y Luna) y son parte de nuestra familia, son los regalones de cada uno de mis hijos y la tercera, que es la más loquita, es la nuestra con mi marido. Duermen con cada uno de nosotros, sé lo que es para una persona querer tener el retrato de su mascota en la casa porque es parte de la familia. Ellos sienten que los están viendo en el retrato y que es una foto, me dicen que logré reflejar su ternura, sus ojos o que es traviesa y cuando te llegan ese tipo de comentarios es súper lindo”. La mayoría de las veces le encargan retratos para regalarlos. “Me tocó un caballero que tiene dos Bulldog grandotes y se lo regalaron para su cumpleaños, él no daba más porque son sus regalones, pasean con él todas las mañanas. Es mundo que no conocía, si bien soy súper regalona con mis gatos no sabía que existía este mundo tan catlover y doglover. En casa de herrero cuchillo de palo, yo no tengo a mis gatos retratados, he querido hacerlo un montón de veces, y entiendo que las personas quieran tenerlos, mi hija siempre me lo pide. Uno quiere tener a esas personitas que son parte del día a día de uno, sobre todo en pandemia, que se han convertido más aún en parte de la familia porque estamos más con ellos y creo que son los más agradecidos de que estemos en la casa”. Marlla asegura que no deja de sorprenderse cuando termina un retrato, lo mira y dice: “¡Por Dios, es igual! Siempre me gustó mucho el realismo, pero es algo que no se logra con la acuarela, con los lápices logras un realismo, traspasas. Si miras los ojos realmente estás viendo los ojos de tu perro, su nariz. Dibujar plantas y flores es muy lindo porque decoras un espacio, pero cuando retratas mascotas, estás hablando de la intimidad de las personas, son sentimientos que van mucho más allá de la decoración”. “Es mundo que no conocía, si bien soy súper regalona con mis gatos no sabía que existía este mundo tan catlover y doglover”. Seguir leyendo Seguir leyendo