Monserrat vive junto a su mamá, su hermano y sus cinco perros: Canela, es hija de Lala y Gaspar, los dos perritos que fallecieron. Pinina, Bonsai, Linda y Toto, estos últimos son todos rescatados y adoptados. ¿Qué opinas de la adopción de animales? Es súper necesario, hay muchos perros abandonados y poca cultura por la adopción. Tener un perro de raza todavía es símbolo de estatus, esas cosas hay que irlas cambiando. Siempre he tenido mucho vínculo con los perros mestizos, son súper agradecidos. Cuando rescatas un perrito te lo agradece eternamente, la Linda es súper agradecida, es muy dulce. Hay que promover la adopción y la tenencia responsable. ¿Y el abandono? Es terrible, se me parte el alma. Soy súper sensible con el tema animal y muchas veces la gente se deshace de los animales porque se encariñan con ellos cuando son chiquititos, después crecen, ya no les parecen tan bonitos y los echan a la calle. Además de lo doloroso que es que los abandonen, sufren en invierno, verano, uno ve en la calle perritos raquíticos, con enfermedades, heridas, atropellados y uno no puede quedarse ajeno a eso. Me duele en el alma ver perritos botados y me dan ganas de subirlos a todos al auto, pero no se puede. ¿Piensas que es necesario educar más sobre la tenencia responsable? Los animales necesitan alimentarse, pasear, debemos preocuparnos de su salud, darles cariño, espacio y si uno no puede brindarles todo eso es mejor no tener. Para que vas a tener uno si no lo vas a cuidar, hay gente que tiene los perros amarrados en los patios, en los jardines y todavía está la cultura nefasta de que las empresas o lugares abandonados ponen perros cuidadores. Los perros no tienen por qué tener esa función, para eso existen otros métodos de control, de vigilancia, no tienen por qué involucrar animales. Todas esas cosas deberían estar más reguladas y la gente ser más consciente. ¿Cómo te relacionas con tus perros? Ellos son perros de casa, jamás, ninguno de ellos ha dormido en el patio. No tienen casas de perros porque no las ocupan, duermen con nosotros. Yo duermo con uno, a veces con dos, mi mamá duerme por lo general con cuatro y cuando no estamos con mi hermano, están los cinco perros con mi mamá, en su cama (ríe). Habitan y se pasean por la casa. ¿Hay alguno con el que tengas una conexión especial? Qué difícil, es cómo que te pregunten a qué hijo quieres más, tienen personalidades distintas. El Toto entiende todo, es más regalón y sociable, si estamos en el living y vienen visitas, él está al medio, se sube al sillón y se sienta, en cambio los otros se van a otro lado o se acuestan en el suelo, son menos integrados socialmente, pero el Toto es una persona más, si pudiera hacerlo opinaría. ¿Los más juguetones? El Bonsai, la Linda y el Toto, ellos tres, son los más jóvenes y los más juguetones. Tengo árboles frutales y cuando cae una naranja al piso ellos juegan todo el día. Se las tengo que tirar, la recogen y me la traen, no se aburren nunca y al final de la jornada el Toto le hace un hoyito y se la come entera, deja la pura cáscara. Los damascos, ahora se caen a cada rato y ellos se los comen, es muy chistoso, son perros muy frutales, también les gusta la manzana y verduras como la zanahoria. ¿Qué lugar ocupan en tu vida? Son parte de mi familia, de mi día a día, son incondicionales, siempre están. El Toto es tan humano que tiene la capacidad de percibir si estoy contenta, triste, enojada. Muchas veces me ha pasado, que llego media achacada, me acuesto, no tengo muchas ganas de nada y llega el Toto y me pone el mentón arriba de las costillas y se queda ahí. Son todo para mí, son parte de mi día a día. No los veo como unos simples animales son seres sintientes. embajador Edición verano 2022 # 95