embajador ¿Cómo fue esa llegada? A la semana estaba enamorada de ella, así que 10 días después llamé a la fundación para decirles que no podía devolverla porque la amaba. Sólo pedí tiempo para hacer un trabajo de joyería con mi marido y convencerlo (risas). Él adora a los perros, pero pensaba en toda la responsabilidad que significa adoptar uno y que finalmente seríamos los dos quienes se harían cargo de todo. Pedí en la fundación que sacaran a Thais de todas las redes sociales porque confiaba con sangre que iba a dar vuelta a Andrés (risas). Y obvio que así fue... Sí (risas). Me apañó como siempre y me dijo que probáramos llevándola a Santiago una semana (en medio de su estadía en el sur tuvieron que viajar en febrero), para ver si se acostumbraba al departamento, ya que ella venía de la libertad de un lugar como Villarica. En todo caso le pregunté a mi amigo veterinario si creía que se acostumbraría y me dijo que sí, que los perros donde tengan cariño son felices y que si la sacaba a pasear todos los días no iba a sentir que no estaba en un lugar sin patio. La subimos al auto y se portó mejor que mi hijo (risas). Nunca ladró ni se movió. Se vino tranquila en su camita e hizo sus necesidades cuando cachábamos que ya podía tener ganas. Se portó un 100. Llegó al departamento como si hubiese sido su casa de toda la vida y se instaló en mi pieza (risas). Ahora duerme entre medio de Andrés y yo (risas). Octubre 2021 # 91