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#TBT Connie Achurra "Amo a los quiltros"

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Este jueves quisimos recordar la entrevista que le hicimos a la artista y cocinera, Connie Achurra, a quien jamás se le ha pasado por la cabeza comprar un perro.

Este jueves quisimos recordar la entrevista que le hicimos a la artista y cocinera, Connie Achurra, a quien jamás se le ha pasado por la cabeza comprar un perro. Tras su separación y enfrentar el miedo inexplicable que tenía su hija mayor a ellos, adoptó a Chía María y Trufa María .

Por Jessica Celis. Fotos Gonzalo Muñoz Farías. Make Up: Sole Donoso para Urban Decay.

La maternidad le dio a Constanza “Connie” Achurra, una calma y tranquilidad que por primera vez apareció en su vida. Y para quedarse. Junto al músico Claudio Carrizo, son padres de Julieta y Luciana –Lulú- , quienes hoy viven con ella, tras la separación de la pareja.

Fue precisamente ese momento, el que le abrió una puerta para rearmar la familia: adoptar un quiltro. “La Julieta le tenía terror a los perros, desde niña, sin que nunca le haya pasado algo con alguno. No quería que eso siguiera y cuando tenía cinco años adoptamos una perrita, pero ella lo pasó pésimo, encerrada en su pieza arriba de la cama para que no la tocara. Fue un plan fallido y la dimos en adopción. Cuando me separé, sentía que era un hito adoptar y empecé a buscar un quiltro. La Lulú y yo nos moríamos de ganas y Julieta aceptó probar. Jamás se me ha pasado por la cabeza comprar un perro. Siento que sería como comprar un pololo ”, dice riendo.

Fue hace 3 años y medio, que el hermano de una amiga de su colegio había rescatado una perrita en el Valle del Elqui, la cual también andaba en búsqueda de un hogar.

Fue el match perfecto. “La fui a buscar y llegó a la casa. Con la Lulú nos derretimos, y a la Juli también le gustó. Nos la dejaron un par de días para ver qué onda. A la Juli al principio le daba miedo tocarla y ahora duerme con ella. La llamamos Chía, tenía que tener un nombre ‘saludable’, relata y ríe a carcajadas.

Al año siguiente, la perra de una amiga se había cruzado y tenía que dar a los cachorros en adopción, porque ella ya tenía muchos. “Me pidió ayuda para publicarlos en mis redes sociales. Fui a tomarles fotos y volví con la Trufa en brazos (risas). Llamé a las niñitas que estaban con su papá y les pregunté si les tincaba adoptar otro perro. Les mandé fotos y se enamoraron de ella. Si fuera por ellas, estaríamos llenas de perros, pero ya les dije que la regla es proporcional: dos hijas-dos perras. Todo muy equilibrado (risas)”.

¿Cómo fue el encuentro entre Chía y Trufa?

Muy bueno. A la Chía le surgió el instinto maternal y la cuidó desde el primer día. Nunca fue territorial. Es que ella es lo más buena que hay, tiene un carácter maravilloso.

¿Cuál es el carácter de cada una?

Chía es parecida a la Julieta y Trufa a la Lulú (risas). Chía es más tranquila, introspectiva, observadora, piensa las cosas antes de hacerlas, y es súper obediente. No costó nada educarla. La Trufa en cambio es una loca de patio, mucho más desordenada y es un perro-canguro. Da unos saltos tremendos de altos.

La experiencia con perros adoptados de Connie, se remitía a la experiencia que tuvo cuando era adolescente y vivía con su familia. En esta ocasión, la responsabilidad recayó en ella y sus hijas.

¿Por qué el segundo nombre: María?

No sé... rimaba (risas).

¿Te preparaste para la responsabilidad que estaban asumiendo?

La educación fue bastante intuitiva y ya sabía cómo ocuparme de su salud. Sabía que debía llevarlas al veterinario, vacunarlas y desparasitarlas. Mi idea siempre fue tener un perro ahuachado a mis pies, que pueda convivir con nosotras sin problemas, tocarnos y darnos lenguetazos. Los perros que no pueden entrar a la casa o subirse a la cama no van conmigo. Ellas en general siempre se han portado bien, así que tampoco nos dan muchos problemas.

¿Cuál es tu opinión acerca de la tenencia responsable y las leyes y normas que se han concretado en relación al tema?

Soy una absoluta defensora de la tenencia responsable. Soy pro adopción y amo los quiltros. Me parece bien que se definan los puntos en una ley. Creo que lo lógico es tener los perros esterilizados y entiendo que no es barato pero es necesario. Tuve una muy mala experiencia con la Chía, que fue esterilizada con estos servicios gratuitos que dan algunos estudiantes de veterinaria. Fue horrible. Me la entregaron como muerta, con un tremendo tajo que se le abrió y la herida se infectó. Siempre trato de usar los sistemas públicos porque creo en ellos, de hecho lo hago yo, que tengo FONASA. Tuve que llevarla de urgencia a un veterinario particular, quien la recuperó. A la Trufa la operé con veterinario particular, que me salió un ojo de la cara, pero no podía arriesgarme a que le pase lo mismo que la Chía. Hace 3 años las dos tienen a su veterinario de cabecera que viene a domicilio y manda mensajes por Whatsapp para recordarme que hay que desparasitarlas o vacunarlas. Es lo máximo. Todo eso me dio mucha pena y rabia, porque al igual que con los seres humanos, vi que si no tienes plata, la salud es como las pelotas. Fue una desilusión muy grande.

Eres un ícono de la alimentación sana ¿La aplicas también con ellas?

No soy obsesionada por el tema, pero las cuido. Combino alimento para perros con comida “humana”, pero que sé les hace bien. No podría privarlas de nuestra comida si en esta casa se cocina siempre y ellas están ahí, esperando que les caiga algo.

La plenitud de Connie

La música, el arte y la cocina, son tres ámbitos en los que Connie ha encontrado la respuesta a sus inquietudes y talentos. Hoy, la cocina, es su cara más visible, pero aclara que necesita de todos ellos. “Me apasiona el tema de la alimentación sana. Y los temas médicos en torno a ella me rayan. Me he ido metiendo sola y si tuviera que estudiar de nuevo, sería algo relacionado con eso. Sin embargo, el arte, que he tenido medio abandonado, también es algo que necesito. Luego de estar casi 4 años con mi banda infantil (Don Barba Rojo), tuve que abandonarla el año pasado porque no me daba el tiempo. Recién hace un par de semanas afiné el piano y ahora todos los días me siento a tocarlo y a cantar porque lo necesitaba. Lo mismo me pasa con el arte y la cocina. Son parte del oxígeno que necesito. Siento que puedo ir incorporando cosas en mi vida, pero hay otras que no puedo abandonar”, confiesa.

¿Cómo definirías tu vida hoy?

Estoy en una etapa exquisita, tranquila. El año pasado cumplí 40 y me di cuenta que tengo bastante cosas claras en la vida. Trabajo en una pega que me encanta, mis hijas están súper bien, y estoy viviendo un proceso de reencontrarme conmigo misma. Fue súper difícil hacerme amiga mía. Fue un proceso bien duro. Fui súper existencialista, muy sensible con todo lo que pasaba a mi alrededor durante muchos años. Incluso hubo un momento en que no podía ver noticias porque el sufrimiento de otros me afectaba. Era muy inestable. La maternidad me calmó la cabeza, heavy. Fue el comienzo de los cambios profundos.

A su plenitud actual, se suma la relación sentimental que mantiene con Pedro, su pololo músico, hace casi un año.

Dentro de todo el proceso personal que vienes trabajando ¿Qué lugar ocupa la fotografía desnuda que hiciste para la Revista Viernes de La Segunda?

Yo veía esa sección y todas eran flacas, que parecían modelos. Justo estaba haciendo esa reflexión cuando me llamaron. Fue sorpresivo y dije altiro que sí, pero corté el teléfono y me arrepentí (risas). Luego lo pensé harto y dije ¿por qué no? La decisión la tomé sola y me encantó la experiencia. Siento que las mujeres empatizan mucho con el tema y me parece muy bien ¿hasta cuándo la delgadez y el fitness? Porque ahora no basta con ser flaca ¡Debes estar tonificada también! No, no puede ser, hasta cuándo.

¿Crees que la alimentación sana es una aspiración real o hay mucho de moda?

La alimentación sana llegó para quedarse. Y humildemente creo que mi aporte es bajarla a la gente común y corriente. Creo que eso me lo agradecen, sobre todo las mujeres, que son las que me tiran pura buena onda.

¿Qué opinas sobre el movimiento feminista que estamos viviendo?

Soy feminista absolutamente. Y me encanta, me fascina lo que veo. Amo a las mujeres, soy muy fan de nosotras. No es que no me gusten los hombres (risas), pero las mujeres están muy presentes en mi vida. Yo tuve un abuso largo, que hice conocido públicamente, y que conté a mis papás a los 38 años. Tuvo que ver, creo, con llegar a los 40 sin mochilas, con el poder reinventarme. Todo el tema de las mujeres me mueve, me conmueve, me emociona. Creo que ya era hora de que pase lo que está ocurriendo. Estoy trabajando con el movimiento social la “Rebelión del Cuerpo”, porque creo que todo está relacionado. En la medida que me quiero, me alimento bien; en la medida que me acepto tengo una autoestima más fuerte, que permite que no aguante que el resto abuse. Estoy con la camiseta bien puesta.

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