Mestizos Magazine

Tracción a sangre: Por el fin de la esclavitud

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Caballos que pasan horas cargados más allá de sus fuerzas y que son castigados para continuar con sus labores, muchas veces en malas condiciones de salud, aún pueden verse en las calles de nuestro país. Para algunos, son una fuente de trabajo... para otros, seres vivos que sufren un maltrato que debe ser erradicado. Hay países que lo han logrado ¿Qué pasa con Chile?

Por Ricardo Cirio Morales Ilustración: Faunánimo

Un caballo puede vivir un promedio de 25 años en buenas condiciones. Algunos han llegado incluso a los 40. Son animales inteligentes, pacíficos y domesticables. “Pueden recordar a una persona que les hace daño, tienen personalidad, como nosotros. Algunos son más tranquilos, otros más juguetones o temperamentales. Reconocen cuando están frente a un niño. Incluso, perciben cómo se siente una persona según su postura frente a ellos”, señala Susana Cartes, quien trabaja hace más de 11 años como médico veterinario de equinos. Verlos en condiciones de maltrato o abandono ha sido la motivación de quienes, como ella, quieren poner fin a sus trabajos forzados.

Poco a poco ha ido cambiando la perspectiva que se tiene sobre la tracción animal. Si antiguamente era bien visto una carroza de caballos -considerándose incluso un signo de estatus-, en la actualidad tiene cada vez más detractores.

A nivel internacional, hoy vemos que la tracción animal, sobre todo de caballos, burros y mulas, se utiliza mayormente en nuestro continente y también en Asia. Hay lugares, como los países escandinavos, donde existe incluso la tradición de la tracción de perros, principalmente siberianos. Sin embargo, hay casos diferentes, como el de Medellín, Colombia, donde se sustituyó con éxito las “zorras” (carretas de caballos) por vehículos motorizados.

En Chile, la tracción animal para carga se usa bastante en la zona sur, como en el área chilota y las regiones de Los Lagos y Los Ríos. En tanto, en la zona central, sobre todo en Viña del Mar, se ven mucho los carros o carruajes para el turismo, popularmente conocidos como Victorias en la Ciudad Jardín.

Según Lorena Vicencio, veterinaria especialista en equinos y diplomada en animales grandes, “la tracción a sangre es compleja, porque está muy arraigada en la sociedad. Para nosotros como veterinarios, debería estar obsoleta, porque no hay estado físico ni de salud de los caballos para cumplir con estas labores. El maltrato con los ejemplares carretones o de tiro es muy potente y las condiciones en que los mantienen, además, es deplorable”.

La profesional agrega que “muchas veces, el caballo de tiro está sin herradura, que es la protección que deben tener, o directamente presentan cojera, porque no se cumple con herraje como corresponde, lo que les trae problemas hasta en la espalda y el cuello”. Además, dice, “muchos tienen trastornos motores, en los músculos, las articulaciones, los huesos, entre otros”.

“Hasta que no haya una ley que diga que el tiro a sangre no puede seguir, la única forma de garantizar el bienestar de estos caballos -o burros o mulas- es netamente tratar de generar proyectos, capacitaciones, atenciones gratuitas, porque finalmente es el único aporte que puedes hacer”, asegura Lorena Vicencio.

Después de participar, junto a otros profesionales, en peritajes a los caballos utilizados en las Victorias de la región de Valparaíso, la especialista cuenta que se encontraron con animales en muy malas condiciones. Esto motivó a un grupo de activistas a impulsar el movimiento “Una Victoria para Viña”, exigiendo el fin de este tipo de turismo en carruajes en la Ciudad Jardín.

Según Catalina Zaror, abogada de Derecho y Defensa Animal, que forma parte del movimiento, fue a fines de 2015 cuando se propuso a la municipalidad el cambio de tracción animal a motorizada, ya que “no se cumplía la normativa que el municipio impone y tampoco con el estándar mínimo de bienestar animal”.

La profesional asegura que “no se respetaba la edad máxima y muchos de los certificados eran fraudulentos, porque bajaban la edad. A la norma de tener que usar machos castrados tampoco se le daba curso”.

Con el fin de lograr más apoyo técnico, el grupo de “Una Victoria Para Viña” trajo a Chile a Leandro Frito, de AcerTas, organización que asesora a municipios de diversas partes del mundo para sustituir la tracción animal por la alternativa a motor. “Nosotros entendemos que la situación no cambia de un momento a otro, pero tenemos una propuesta en que todos ganamos: los animales, las personas, el turismo, el municipio y la comunidad, porque abarcamos todas las aristas para la sustitución”, indica Zaror.

Otra organización, que también hace esfuerzos para mejorar la vida de los caballos de tiro, es la Fundación Equi-Par. Si bien su causa no es la abolición de la tracción a sangre, sí trabaja por el bienestar animal. Su presidente, Igor González, indica que, además de ofrecer asistencia veterinaria y capacitaciones, “también estamos preocupados de generar información sobre los caballos, para ser utilizada en la publicación de trabajos científicos y presentación en congresos”. El representante sostiene que “este ámbito es de gran importancia para nosotros, ya que nos permite explorar y aprender sobre aspectos biológicos, psicológicos y sociales del uso de caballos de tiro en Chile, pudiendo cambiar la visión que tenemos de estos animales, de sus propietarios y uso”.

Nuestra realidad

Colombia viene hace años trabajando en una política de reemplazo de la tracción animal dentro de las áreas urbanas, con ejemplos emblemáticos como el de Medellín y luego Bogotá. En el caso de Medellín, el proceso de sustitución significó una inversión de un millón de dólares por parte de la alcaldía. El 50% fue utilizado para la entrega de un vehículo motorizado o capital para desarrollar un nuevo oficio. El otro 50% se invirtió en la caracterización de la población y apoyo social para la población. Así, la ciudad ha sido pionera en estos programas de sustitución.

“Creemos que para el caso de Chile es difícil que las Municipalidades donde se concentran estos equinos cuenten con los recursos necesarios para la adecuada implementación de una estrategia de este tipo, especialmente considerando que estos animales se concentran en las comunas más pobres”, señala Igor González.

Por otra parte, los requerimientos de la normativa de transporte nacional para poder conducir un vehículo motorizado, en cuanto a escolaridad de la persona, son distintos a los exigidos en otros países. “La mayoría de los propietarios de equinos de tiro con los que hemos trabajado son analfabetos o no han cursado más allá de cuarto básico. Esto hace imposible la obtención de una licencia de conducir y dificulta el inicio de nuevos emprendimientos”, acota el presidente de Equi-Par.

Otro tema es evaluar la posibilidad de adopción real de estos caballos. En Colombia, el adoptante se compromete a no utilizar a los equinos para ninguna función y esto reduce su oportunidad de adopción, ya que no son muchas las personas que pueden mantener un caballo y menos en condiciones de ‘santuario’. “Creemos que es una buena iniciativa, pero que para su aplicación en Chile hay que considerar diversas circunstancias sociales y legales del medio local. Especialmente, si se tiene en cuenta que este es el único medio de sustento para muchas familias. La simple prohibición, sin estimar las implicancias que esto tendría para las personas y los caballos, podría ser perjudicial”, sentencia.

#CIRCOSINANIMALES

Los circos con animales son otros de los espacios donde los animales realizan trabajos forzados por años... Durante la última semana de marzo ciudades como Madrid y Navarra se han sumado a prohibir los animales en los circos; en Chile, lamentablemente, es un tema pendiente. Es más, tras dos años y medio de investigación, Joaquín Maluenda, dueño del Circo Los Tachuelas, fue condenado a pagar una multa de 2 UTM (alrededor de $98.600), por el maltrato de 25 animales: 15 monos, 8 tigres, un emú y un oso, que fueron decomisados el año 2016, en pésimas condiciones, incluso cinco de ellos murieron debido al estado deplorable en que se encontraban. Maluenda ya contaba con una condena anterior por el caso de maltrato a la elefanta Ramba, que aun espera su traslado a una reserva en Brasil. Si bien en Chile los circos ya casi no trabajan con animales, aún no hay una ley que lo prohíba.

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