En los últimos años, hemos visto el crecimiento del movimiento animalista en Chile. Así, en los dos procesos constituyentes fallidos la protección de los animales estuvo presente en el debate, primero con una norma constitucional vanguardista, que les reconocía el derecho a una vida libre maltrato en la propuesta de 2022, y luego con la iniciativa popular de norma "Chile por los Animales", que se convirtió en la más apoyada en en dicho proceso con 25 mil firmantes, superando iniciativas de materias tan importantes como ahorro previsional, educación, seguridad, etc.
Lo anterior es concordante con diversas encuestas en que se ha medido la opinión pública respecto de la protección animal, como por ejemplo la encuesta "Plaza Pública" de CADEM de noviembre de 2023, en la cual el 75% de los encuestados manifestó que se siente identificado con la causa por los derechos animales.
No obstante, si bien en los últimos 15 años se ha destacado la dictación de las leyes N°20.380 y 21.020, esto no se ha traducido en mejoras significativas para la protección de los animales, pues vemos que día a día se acrecientan los problemas asociados al abandono y maltrato animal y se mantienen prácticas crueles como el rodeo y las carreras de perros, solo por mencionar algunos ejemplos. De este modo, pareciera ser que para el Estado los animales no son importantes, aún cuando la opinión pública nos dice lo contrario.
Considerando lo anterior, uno de los principales desafíos que enfrenta el movimiento animalista en Chile es la falta de autoridades comprometidas con la causa, que permitan superar la gran brecha entre la normativa y la realidad que viven los animales en nuestro país.
En este contexto, las próximas elecciones de gobiernos locales y regionales se presentan como una oportunidad crucial para avanzar en materia de protección animal. Los municipios y los gobiernos regionales tienen un rol fundamental en la implementación de políticas públicas que fomenten la tenencia responsable, el control poblacional de animales, la fiscalización del maltrato animal y la promoción de la educación en esta materia. También, en ciertas zonas del país, inciden en el gasto público que se destinará a prácticas como el rodeo o las jineteadas.
Es por ello, que resulta fundamental que se vote por candidatos que no solo reconozcan la existencia de los animales, sino que también tengan un compromiso real con la implementación de medidas concretas para mejorar su calidad de vida, ya que, desde ahí podremos construir un Chile más justo y compasivo para todos los seres vivos. El movimiento animalista está creciendo y es hora que empiece a tener representantes en los cargos de elección popular.