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El costo del entretenimiento humano: La llegada de hipopótamo pigmeo al Zoo Metropolitano

¿Qué pasó con la promesa del programa de gobierno del presidente Gabriel Boric de reconvertir los zoológicos hacia un enfoque en rescate y rehabilitación de fauna, con  menos exhibición y más bienestar animal?

Hipopátamo - Imagen referencial, Freepik
Hipopátamo - Imagen referencial / FUENTE: Freepik

La reciente noticia sobre la millonaria inversión para mejorar el Zoológico Metropolitano y la inminente llegada de un hipopótamo pigmeo es un ejemplo más de cómo seguimos perpetuando sistemas obsoletos arcaicos de relación con los animales para el entretenimiento humano. Este anuncio es incompatible con principios básicos de bienestar animal, conservación y educación moderna.

Un zoológico en crisis

El Zoológico Metropolitano, ubicado en el Cerro San Cristóbal, en Santiago de Chile, ya enfrenta una larga lista de problemas que cuestionan su capacidad para garantizar el bienestar de los animales que alberga. Con apenas 4,5 hectáreas para más de mil animales de 150 especies, los espacios asignados no cumplen con las necesidades mínimas de bienestar.

Animales de gran tamaño viven confinados en áreas reducidas, rodeados de cemento, expuestos a altos niveles de contaminación atmosférica y acústica, olas de calor y bajo la constante presión del tráfico humano.

La muerte del oso polar Taco en 2015 y de Kelú, el único panda rojo nacido en Chile, o el trágico asesinato de 2 leones en el año 2016, cuando un joven ingresó a su jaula, son ejemplos recientes de las consecuencias de mantener animales en un entorno tan inadecuado. Además, los incendios que han afectado al Cerro San Cristóbal en los últimos cinco años han puesto en peligro a los animales del zoológico.

Así mismo, el año 2019 se comprometieron a dejar de reemplazar los "animales exóticos" para aumentar su capacidad para la protección de fauna nativa, cuestión que está en una posición totalmente contraria a lo anunciado durante esta últimas horas.

La lección de Moo Deng

La viralización del hipopótamo pigmeo Moo Deng en Tailandia debe servir como advertencia. Aunque su historia capturó la atención global, también expuso cómo la fama puede poner en riesgo el bienestar animal. Visitantes irresponsables lanzaron objetos y agua para llamar su atención, y su imagen fue explotada comercialmente en detrimento del verdadero mensaje de conservación.

Traer un hipopótamo pigmeo al Zoológico Metropolitano no será diferente. Este animal, una especie en peligro de extinción originaria de los bosques de África Occidental, será expuesto a condiciones que están lejos de replicar su hábitat natural. En lugar de preservar la especie, esta acción la reduce a un espectáculo para replicar en redes sociales.

Educación que no educa

El argumento de que los zoológicos promueven la educación y la conservación ya no es válido en el mundo moderno. Hoy, el acceso a documentales, santuarios virtuales y contenido en vivo de animales en su hábitat natural supera con creces el valor educativo de ver animales confinados y estresados. La educación debe ser inspiradora y alineada con los valores de respeto por todas las formas de vida, no un recordatorio de cómo hemos fallado como sociedad.

Así mismo, tenemos el caso del Ex Zoológico de Quilpué, el cual se alejó de la visión de una simple exhibición, a un rol de educación con visitas guiadas, en donde confluye el respeto por los animales que ya no pueden volver a su hábitat, con las personas que desean conocer más sobre ellas.

Un enfoque obsoleto en la conservación

Si bien la conservación es un pilar del Zoológico Matropolitano, el enfoque está desfasado. En lugar de gastar recursos en importar animales exóticos y mantenerlos en cautiverio, Chile debería invertir en proteger ecosistemas locales o las especies endémicas que enfrentan amenazas inmediatas. Esta estrategia sería más efectiva para preservar la biodiversidad y cumplir con los objetivos de conservación.

Dicha estrategia fue adoptada el año 2019, en donde el Zoológico Metropolitano aceptó una de las propuestas de Chile Nativo, con el objeto de cuidar y preservar especies nativas y en peligro de extinción, con una remodelación para que los espacios guarden mayor similitud con el habitat natural de los animales.

Pese lo anterior, traer a un hipopótamo pigmeo pugna totalmente con lo anterior, por lo que cabe cuestionarse la intención de contraer dicho compromiso.

El llamado a un cambio estructural

Lo que necesitamos es un cambio radical en cómo concebimos y gestionamos estos espacios. Santuarios y centros de rescate, donde los animales sean protegidos en entornos lo más cercanos posible a su hábitat natural, deben reemplazar a los zoológicos tradicionales. Estas alternativas ofrecen una experiencia educativa real y promueven un mensaje de respeto hacia los animales, lejos de la explotación y el confinamiento.

Además, ¿qué pasó con la promesa del programa de gobierno del presidente Gabriel Boric de reconvertir los zoológicos hacia un enfoque en rescate y rehabilitación de fauna, con menos exhibición y más bienestar animal? Este compromiso parece haber quedado relegado frente a iniciativas como la llegada de un hipopótamo pigmeo y un grupo de wallabies para celebrar el centenario de este sistema de cautiverio obsoleto.

La llegada de un hipopótamo pigmeo al Zoológico Nacional no es motivo de celebración, sino una oportunidad perdida para demostrar que estamos avanzando hacia un futuro donde los animales no sean exhibidos como trofeos vivos. Es hora de replantearnos nuestras prioridades y construir una relación más responsable y respetuosa con los seres sintientes.