La producción animal, un sector frecuentemente señalado por sus impactos ambientales negativos, está profundamente entrelazada con metas clave como la erradicación de la pobreza, la seguridad alimentaria y la sostenibilidad del medio ambiente.
Pero ¿cómo se logra un equilibrio que priorice tanto el bienestar animal con las necesidades humanas actuales y futuras? Contar con médicos veterinarios con una formación sólida en producción animal, no es un simple gesto ético, sino que debe ser considerada como una estrategia de gestión fundamental para transformar los sistemas alimentarios.
Estudios actuales subrayan que incrementar el bienestar de animales de abasto, mejora la productividad, generando beneficios económicos y sociales significativos. Esto no solo impulsa los ODS 1 (Fin de la Pobreza) y 2 (Hambre Cero), sino que establece una base para sistemas alimentarios resilientes y sostenibles.
El impacto de mantener un buen estado de bienestar animal en las prácticas agrícolas contribuye a mitigar los efectos del cambio climático, cumpliendo con el ODS 13 (Acción por el Clima) y fomentando la gestión sostenible de los recursos naturales, alineada con el ODS 14 y 15 (Vida Bajo el Agua y Vida de Ecosistemas Terrestres).
Diversos expertos señalan que aún falta la inclusión explícita de objetivos relacionados con el bienestar animal dentro de los ODS. Iniciativas como la Agenda Global para la Ganadería Sostenible o la de One Welfare, ya están liderando este cambio, promoviendo un diálogo multisectorial.
A medida que el mundo busca soluciones integrales para los desafíos globales, la alineación del bienestar animal con los ODS no solo beneficiará a los animales, sino también a las comunidades humanas que dependen de ellos. Porque, al final, la sostenibilidad es un camino que recorremos todos juntos.