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Problemas de conducta en perros: Un desafío para la tenencia responsable

Perro | Tolgraw en Pexels

Los problemas de comportamiento en perros pueden derivar en situaciones graves, como mordeduras hacia personas adultas o niños.

 Distintos estudios nacionales e internacionales señalan que el principal problema conductual en estos animales es la agresividad hacia seres humanos u otras especies. Abordar esta problemática desde su raíz es esencial para fomentar una convivencia segura y responsable, para lo cual se requiere algo más que buena voluntad: se necesita educación de tutores, socialización adecuada y entrenamiento constante de la mascota.

En algunos casos, esto implica tratamientos con etólogos clínicos, especialistas formados en resolver problemas conductuales en animales. Uno de los principales factores detrás de estas situaciones es la falta de socialización. Muchos perros, especialmente aquellos con acceso libre a las calles, enfrentan escenarios estresantes que pueden desencadenar miedo y agresión (mordeduras).

Un can que no está acostumbrado al ruido de la ciudad o a la presencia de desconocidos, podría reaccionar de forma agresiva. Investigaciones señalan que un alto porcentaje de perros vive esta realidad, lo que pone de manifiesto la necesidad de prácticas responsables que incluyan entornos controlados y experiencias de socialización desde temprana edad en cachorros. Las conductas problemáticas como agresividad, que eventualmente llevan a mordeduras, pueden generar complicaciones mayores, como la transmisión de enfermedades zoonóticas. La clave aquí es la colaboración entre veterinarios etólogos y los mismos tutores.

El entrenamiento también juega un papel fundamental y para ello es esencial entender el lenguaje propio de los perros, junto con las necesidades específicas de cada raza. Por ejemplo, métodos como el refuerzo positivo no solo ayudan a manejar su ansiedad, sino que reducen la probabilidad de conductas violentas.

Enfrentar los problemas de comportamiento en perros no es una tarea sencilla, pero es imprescindible para la tenencia responsable. La combinación de educación, socialización y entrenamiento, ciertamente marca la diferencia. Si se entiende mejor a nuestros compañeros caninos y existe un compromiso por cumplir con las responsabilidades asignadas a los tutores, se estará dando un paso importante hacia una convivencia más segura y enriquecedora.

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