Dicha ley fue introducida por primera vez en 2024, no obstante, nunca se convirtió en una norma pese a que contaba con el respaldo de los consumidores y empresas. Desde entonces, más países y estados han legislado a favor de leyes similares y, en paralelo, la ciencia ha desarrollado métodos de prueba más eficaces y libres de crueldad y existe mayor demanda pública de productos de belleza éticos, lo que ha impulsado a que nuevamente se presente para convertirla en ley nacional.
Este proyecto busca prohibir la experimentación cosmética en animales, así como la venta de productos importados que hayan sido probados en otros países. Sin embargo, también incluye excepciones.
Acorde a la Sección 2 del documento oficial, se podrían permitir pruebas si así lo exige una autoridad reguladora extranjera para cumplimiento fuera de los EE. UU; si una agencia federal como la FDA no reconoce ningún método alternativo sin animales, o si existen graves preocupaciones de salud vinculadas a un ingrediente cosmético y no hay ningún método de prueba alternativo disponible.
Este boletín también fomenta la colaboración continua entre los organismos reguladores, científicos y fabricantes de cosméticos para mejorar las alternativas a las pruebas sin animales y cerrar las brechas restantes respecto a las evaluaciones de seguridad.
En definitiva, la legislación propuesta no sólo refleja una tendencia creciente hacia métodos de prueba éticos y científicamente avanzados, sino también ayudaría a reducir costos asociados con la gestión de un "entorno regulatorio fragmentado" y ofrecería mayor claridad y uniformidad en los procesos de pruebas de seguridad, agilizar las operaciones y facilitar un comercio global más fluido, según el Consejo de Productos de Cuidado Personal (PCPC).
Fuente: Personal Care Insight.