Chile es el segundo mayor productor de salmón a nivel mundial, solo detrás de Noruega. Sin embargo, este sector ha sido señalado por su impacto en las aguas del sur del país. Según un informe del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2, la acuicultura en Chile genera contaminación por el uso excesivo de antibióticos, residuos de alimentos y la expansión de las concesiones en áreas naturales protegidas. Además, el cultivo intensivo de salmones no solo afecta el equilibrio ecológico de los ecosistemas marinos, sino que también ejerce una enorme presión sobre los recursos hídricos en tierra, donde las pisciculturas requieren grandes volúmenes de agua dulce para su operación..
La situación en Colombia, México y Perú
Un llamado a la gestión sostenible del agua
"El impacto ambiental en los ecosistemas marinos y terrestres de los cultivos acuícolas en Latinoamérica es innegable, y su futuro depende de adaptarse a estándares más sostenibles y responsables. Mejorar el bienestar animal no solo es una exigencia ética, sino también una estrategia clave para la competitividad del sector y la protección del agua, un recurso esencial que no podemos seguir contaminando. Así es como la nueva Ley de Acuicultura en Chile debe garantizar condiciones adecuadas para los animales y regular el uso del agua de manera eficiente, reduciendo la contaminación y asegurando la sostenibilidad de la industria. Sin estos cambios, la actividad acuícola seguirá comprometiendo la salud de nuestros ecosistemas y su propio futuro." señala Magdalena López, directora de campañas en Observatorio Animal.