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Aceites esenciales y animales: Un camino zen

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La aromaterapia ayuda a mejorar el bienestar de perros y gatos. Estos productos naturales pueden ser utilizados con fines terapéuticos y medicinales, también sirven para tratar problemas emocionales. 

POR ISABEL PINTO G. La aromaterapia es una herramienta que permite mejorar el estado de los animales, a través del uso de aceites esenciales de manera atmosférica y cutánea, con fines terapéuticos y medicinales. En el caso de la aromaterapia científica, se utilizan por vía atmosférica, cutánea, oral, rectal, urogenital e intraperitoneal. Son sustancias no grasas. “La planta aromática biosintetiza en distintas partes de ella y se extraen los aceites. Nosotros ocupamos los que se extraen por destilación, por arrastre de vapor o también conocido como hidrodestilación o prensado en frío”, dice Alicia Plaza, médico veterinaria de la Universidad de Chile, diplomada y candidata a magister en etología clínica y bienestar animal. Asimismo, es aromaterapeuta, encargada de investigación y desarrollo en Medvetarôm. Los aceites esenciales contienen compuestos químicos o moleculares muy variados. “Las moléculas poseen distintas propiedades químicas y terapéuticas. Se pueden ocupar para procesos emocionales, del sistema nervioso central, ansiedad. Así también, en temas relacionados con cicatrización de heridas, regeneración de tejidos, incluso con fines antitumorales. Sólo hay tres ‘NO’ en los aceites esenciales: no se pueden aplicar en los ojos ni como endovenosos y tampoco vía intramuscular”, explica la especialista. Dependiendo del tipo de necesidad del paciente es el aceite esencial que se va a utilizar. Considerando su química, puede ser ocupado para tratar diversas patologías y terapias. Algunos tienen propiedades antimicrobianas, antivirales, antifúngicas (hongos), y al ser compuestos moleculares naturales, se pueden mezclar con un medicamento alopático. Alicia Plaza menciona que “se formulan de acuerdo al objetivo terapéutico. Si queremos que se alivie el dolor por una artritis y artrosis, buscamos los aceites esenciales que cumplan ese objetivo y usamos excipientes que también tienen propiedades terapéuticas; entonces, en conjunto, el producto va a cumplir con ese fin. Cuando el paciente tiene gingivitis o problemas más localizados, recurrimos a aceites esenciales que sirvan para esa necesidad específica, pero tenemos la precaución de que no vayan a causar algún tipo de toxicidad, porque hay algunos que pueden resultar dañinos para los animales, aunque no para los humanos”.

Ojo con...

La nuez moscada y la canela son dos ejemplos de aceites esenciales utilizados por los humanos que pueden ser tóxicos para los animales. ‘’Son tremendamente fuertes, les irrita las mucosas, por lo que no son recomendados para uso atmosférico. Otros tienen muchas cetonas, que son unas molécula que, en altas concentraciones, pueden producir abortos, cuadros neurológicos y convulsiones. Lo importante es que las personas se asesoren por un especialista, ya que no es llegar y usar un aceite esencial. Por eso hay líneas diseñadas especialmente para los animales y que los humanos también puedan usar. Nosotros cuidamos que esa fórmula no le vaya a causar daño a un perro o gato”. Los dueños de animales que son muy asiduos a usar aceites esenciales, deben tener cuidado, ya que sus perros o gatos pueden presentar irritación de mucosas, de ojos, o causar un efecto distinto, incluso tóxico.

Aprende a usarlos

Medvetarôm ha desarrollado dos tipos de fórmulas. Las primeras se ocupan en difusor y corresponden a aceites esenciales puros. Las segundas están diluidas, ya que cuando el aceite es aplicado en la piel o vía oral, necesariamente hay que diluirlos. ‘’En el caso de la fórmula para usar en difusor (Calm o Tense-out), la vía de entrada al cuerpo es la atmosférica, olfativa, pero también hay un producto de aplicación tópica, que se pone en la piel (Calmer). Se hace un masaje para que las moléculas penetren mejor. Ambos buscan bajar la ansiedad de los animales”, comenta Alicia Plaza. Es importante destacar que los aceites esenciales, cuando van aplicados en la piel, tienen que estar diluidos y la persona debe saber cuáles ocupar. Hay algunos que son, por ejemplo,  fotosensibilizantes, porque tienen furocumarinas, que son compuestos que queman la piel cuando hay exposición al sol. Por eso, es fundamental contar con la asesoría de un especialista o utilizar líneas desarrolladas para animales.

Difusor:

En el caso de usar un difusor, se debe aplicar un tercio de la dosis que se ocuparía para un humano. “Muchas veces las personas, como tenemos un olfato menos desarrollado en comparación con los perros y gatos, ocupamos una mayor cantidad de producto para poder olerlo y los animales salen corriendo, porque es muy fuerte para ellos”, enfatiza la médico veterinaria. Se debe comprar un difusor ultrasonido (porque no calienta el agua y se conservan las propiedades terapéuticas) acorde a la superficie en que se va a utilizar. Si se adquiere un aparato para 10 m2 cuadrados y la superficie es de 50 m2, no va a funcionar. La aplicación de los aceites a través de un difusor es el método menos invasivo para comenzar una terapia con un animal que no se deja manipular. ‘’Si al animal lo puedes tocar y manipular, mi vía preferida para lograr que baje la ansiedad es la tópica. Es decir, aplicarle el producto en la piel, porque le haces además un masaje y a los animales, en general, les gusta. Además, es una buena manera de vincularse con ellos”, agrega Alicia Plaza.

Casos de uso más recurrentes

  1. Ansiedad: La aromaterapeuta destaca que lo más consultado por el público general es cómo pueden bajar la ansiedad o qué hacer para que su perro y gato estén más tranquilos. “El aceite esencial más conocido y ocupado es el de lavanda angustifolia, que resulta un buen calmante natural y uno de los que más se ocupan con fines terapéuticos’’.
  2. Viajes: Se pueden utilizar para que el animal se relaje y no le tenga miedo a la jaula. En estos casos, los aceites funcionan y no es necesario medicar al animal.
  3. Peluquería: El producto se debe aplicar antes de ir a la peluquería, en la casa, una hora antes. Calmer tiene una latencia desde que se aplica hasta que empieza a hacer efecto, de 20 a 30 minutos y tiene una vida media (cuánto dura en circulación) de más o menos tres a cuatro horas.
  4. Situaciones puntuales: Hay animales que se ponen nerviosos cuando llegan visitas y con los fuegos artificiales. En este tipo de situaciones estos productos cumplen su función.

La especialista destaca que también se pueden utilizar para complementar tratamientos. ‘’Cuando tienes una fractura o estabilización de vertebras, porque hubo un desplazamiento, puedes usar un producto diseñado para aliviar el dolor, drenar y desinflamar. Lo puedes combinar con lo que aplica el médico para poder mejorar. La gracia es integrar las medicinas buscando como objetivo único el bienestar del paciente, que esté en una mejor condición emocional. Cuando integras las medicinas, logras que el animal se recupere más rápido, esa es la finalidad’’, dice la médico veterinario. Agrega que ‘’hemos tratado casos bonitos, como el de un perro que fue atropellado. Uno podría pensar que hay que cuidar sus heridas, reparar las fracturas, pero tenemos que darnos cuenta que ese perro, el día anterior, estaba corriendo. No sólo hay que manejarle el cuadro de salud física, sino que además debemos cuidar su estado emocional para que pueda salir más rápido de su cuadro general y se recupere. Su estado le genera ansiedad, entonces, hacemos medicina integrativa con la participación de un fisiatra. El objetivo es buscar el bienestar del paciente, ya sea reduciendo los tiempos de tratamiento o manejando los tres estados: salud física, emocional y comportamental”.

DESVENTAJAS

Al ser productos naturales, que no están manipulados, la vida media en circulación de un aceite esencial es más corta. Son productos más demandantes, por lo que hay que darle cada cuatro horas al paciente. A diferencia de un producto sintético, que artificialmente extiende su duración en vida media.

Otros beneficios

Los aceites se pueden usar para complementar una terapia conductual. Cuando un perro o un gato tiene un trastorno conductual, Calmer o una feromona sintética no sirve por sí sola, sino que se utilizan como un apoyo a la terapia principal. En casos patológicos, pasan a ser herramientas adicionales a un tratamiento multidisciplinario, donde se aborda por varias partes a ese animal. Estos productos te ayudan, por ejemplo, a disminuir la dosis terapéutica del fármaco sintético’’, finaliza Alicia Plaza.