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#NoEsDeporte: Razones para oponerse al rodeo

Rodeo | Instagram @rodeoytradicion

Los esfuerzos no deben apuntar a su regulación: es imposible realizar esta actividad sin que haya algún grado de maltrato animal. Por ende, la solución ética es su prohibición.

En el ámbito legal, es importante entender que cuando se discutió la aprobación de la Ley General de Protección Animal (20.380) durante el año 2009, las distintas coaliciones políticas acordaron la aprobación de esta ley -luego de 14 años de tramitación-, a cambio de dejar fuera de forma expresa al rodeo chileno y otras actividades que utilizan animales, esto a través del artículo 16 de esta norma. En definitiva, a través de este artículo, por una parte, se reconoce al rodeo chileno como deporte y, por otra, se le deja exento de la aplicación de las demás normas de protección de la ley 20.380 sosteniendo que el rodeo chileno se autorregula a través de sus propios reglamentos. Solo este trato especial para con una actividad que genera maltrato y crueldad animal debería bastar para su derogación y prohibición.

En cuanto a la cuestión de los dineros públicos, es precisamente esta categoría legal de deporte que le otorga el mencionado artículo 16 -justo a las categorías de tradición y cultura- la que le permite al rodeo chileno acceder a dineros públicos generados por nuestros impuestos. Durante el año 2019, solo a propósito de aportes municipales y de gobiernos regionales, los diversos clubes y asociaciones de rodeo chileno recibieron más de 1.130 millones de pesos en todo Chile. Y ciertamente, quienes nos oponemos a esta actividad, no queremos que estos recursos se utilicen en el financiamiento de una actividad que maltrata animales.

Finalmente, en lo que respecta al tema más importante que es el maltrato y crueldad animal, basta con repasar de lo que se trata esta actividad: Un par de personas en indumentaria huasa de estrato social alto, sobre caballos persiguen y golpean a novillos, generándoles no solamente daño físico sino también daño psicológico al verse perseguidos, sin entender por qué, en medio de un espacio lleno de gente, música y gritos. Dichos golpes pueden generar, como así lo demuestran registros audiovisuales históricos y altamente difundidos, desde hemorragias internas hasta fractura de miembros. Una vez caídos los novillos por estos golpes, se les intenta levantar utilizando desde golpes en la cara, patadas en las costillas, colocando arena en los orificios nasales, torciendo sus colas, punteando zonas genitales y anales, y haciendo uso de electroshock o taser. Esto último, que es totalmente distinto a un instrumento de estímulo eléctrico -autorizado por el SAG en faenas productivas, pero no en el rodeo-, es en sí mismo el acto de maltrato físico y psicológico más evidente que pasa en esta actividad autorregulada.

De ahí entonces que los esfuerzos no deben apuntar a su regulación: es imposible realizar esta actividad sin que haya algún grado de maltrato animal. Por ende, la solución ética es su prohibición.

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