reportaje Diciembre 2021 # 93 Y Chile… En Chile, Galgo Libre, está trabajando desde 2016. Rita menciona que “es increíble cómo ha crecido la conciencia social animalista en estos años. Nosotros lo vemos un poco más a la distancia y nos sentimos muy conmovidos de cómo han cambiado. El avance de la consideración moral hacia los galgos es irrefrenable, ya no se puede evitar porque tomamos conciencia, vemos lo que está pasando, cada vez somos más los que nos damos cuenta de que los galgos no tienen que estar ahí. Creo que Chile va tomando muchísima conciencia, hay un avance sustancial en la consideración moral de los demás animales, se ve clarísimo desde fuera y se ve mucho también en el discurso político. Hoy, las carreras de galgos están en el ojo de muchos legisladores, a favor y en contra, y esto habla también de una sociedad que está despertando y que está diciendo no, basta de esta clase de actividades, centrémonos en lo que realmente importa y dejemos de financiar y de avalar esta clase de cosas”. Destaca que se debe hacer un trabajo político “porque implica una situación de injusticia que se está visibilizando y se está trabajando a nivel legal para que esta situación de justicia se modifique, por eso es un trabajo político. También es un trabajo educativo porque en la medida que no se señalan las cosas que se están haciendo incorrectamente tienden a seguir haciéndose por algo que llamamos tradición y la tradición no es otra cosa que el hacer algo repetidamente y sin cuestionarlo. El trabajo de visibilización también hace que uno se transforme en un interlocutor válido para los legisladores, para los actores políticos y a partir de allí se empezaron a interesar en la prohibición. Nos parece que es un mensaje muy fuerte y contundente que los diferentes países vayan prohibiendo las carreras de galgos y que se vaya erradicando. Pretendemos que queden en la historia, como algo que se hizo en algún momento”. Activismo: La importancia de los ciudadanos ¿Prohibir o regular? Rita Rodríguez González destaca que en estos países también se ha dado la discusión en torno a por qué no regular y en vez de prohibir. “Hay cierto recelo en torno a la prohibición de determinadas actividades y más cuando se han colocado como tradicionales. En todos los países que tienen regulaciones han perdido muchísimo dinero, el Estado no se ha podido encargar, no pueden garantizar la vida digna de los animales. No hay forma de fiscalizar, los propios ciudadanos terminan poniendo de sus bolsillos, de sus impuestos, para garantizar el negocio de los galgueros y que los galgos sigan siendo explotados y por eso se está prohibiendo en todo el mundo, ya que ese dinero podría ir para deportes reales, porque ninguno de nuestros países ni Argentina, ni Brasil, ni Chile, ni Uruguay considera que las carreras de galgo sean deportes, porque no son deporte”. ¿Prohibir o regular? El movimiento contra la prohibición de las carreras de galgos es una avanzada de la sociedad civil, que implica ciudadanos organizados luchando por algo que creen justo. “No hay política partidaria que lo pueda frenar, porque es política pura, sin partidos. Es una actividad en la cual la sociedad se embandera con la protección de los demás animales y eso hace que sea tan fuerte y eficiente. La prohibición de las carreras de galgos es un logro de todos, un logro de la sociedad civil, que logró que sus legisladores escucharan. Nuestros países dicen que las carreras de galgos no son deporte, es un problema de justicia social, implica que ahí hay otros, que son alguien, que no son objetos, sino que son seres sintientes, que existen por sí mismos y no para nosotros. Nosotros somos los que estamos actuando injustamente con ellos y eso nos hace como sociedad, una sociedad más justa, una sociedad que trata de eliminar la violencia hacia los más vulnerables, que en este caso son aquellos que son tratados como cosas, que son los animales. Por eso nos centramos en la explotación, pero en una explotación que es cruel y despiadada”, concluye Rita. Activismo: La importancia de los ciudadanos