El humo de los incendios forestales es una mezcla de gases y partículas finas de árboles, vegetación y otros materiales, que puede dañar los ojos, irritar el sistema respiratorio y empeorar la condición de salud de las personas que padecen problemas cardíacos, pulmonares y respiratorios. Estas partículas finas se inhalan y ocasionan los síntomas respiratorios, reducen la función pulmonar y pueden afectar la capacidad corporal de eliminar cuerpos extraños de los pulmones, como polen y bacterias.
El mayor riesgo es la exposición prolongada a este humo.
Además, está la exposición a cenizas en las personas que están más cerca de los focos de incendio, la cual también es un irritante de piel y mucosas.
Ante este escenario, aparecen signos y síntomas como tos con o sin mucosidad, latido acelerado, garganta irritada, dificultad para respirar, dolor de pecho, picor en los ojos y dolor de cabeza.
Como la presencia de humo no se puede evitar, se deben considerar algunas acciones básicas para evitar la exposición prolongada a este humo; acciones que varían según lo cerca o distante esté del fuego o del lugar del incendio.
Si no existe la posibilidad de escapar del lugar, lo primero que se debe hacer es: si existe un curso de agua cerca, agacharse en ella (ribera de un río, lago o laguna) y cubrir la parte superior del cuerpo con ropa seca. En caso de no haber, refugiarse en un área despejada de vegetación o en un lecho entre rocas. Acostarse en el suelo y cubrirse el cuerpo con ropa o tierra, respirando muy cerca del suelo a través de un paño para no inhalar humo.
Una medida clave es no entrar al área natural quemada hasta que las autoridades indiquen que es seguro hacerlo. Los focos de incendio pueden reactivarse sin previo aviso. Utilice un paño húmedo para cubrir nariz y boca. Esta simple medida ofrece protección frente a la inhalación de humo. También puede utilizar mascarilla N95, como las usadas en pandemia y si hay ceniza en la piel, lavarse con abundante agua.
De ser posible, se debe alejar de las fuentes de humo, si no se puede o el humo llega cerca de su casa, se debe considerar evitar la realización de actividades deportivas, cerrar puertas y ventanas para impedir que el humo ingrese a su domicilio. Si es necesario, utilice paños húmedos para mejorar el sello de ventanas o puertas. Evitar otras fuentes de contaminación intradomiciliaria. No fume, ni prenda velas o inciensos. No pase la aspiradora porque esto mueve las partículas que ya hay en su casa.
Si usted o alguien de su familia está embarazada o pertenece a los grupos de riesgo (niños, niñas, ancianos, pacientes asmáticos o con enfermedad pulmonar obstructiva crónica), es aconsejable que salga de su domicilio y se traslade a una zona menos contaminada. Siga las recomendaciones de la autoridad correspondiente y utilice mascarilla N95 para evitar la inhalación de partículas pequeñas.
Es conveniente además reconocer cuando es necesario consultar a un centro asistencial en este período, se debe acudir a un servicio de urgencia al sentir mareos, vómitos y debilidad, dificultad para respirar o tos persistente, conjuntivitis (o sensación de arena en los ojos) y ante compromiso del estado de conciencia.
Se debe estar alerta porque no se puede controlar la exposición al humo en estas circunstancias, pero es posible tomar medidas para que no afecte la salud.