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Marcos Díaz Videla "Existe una propensión a trivializar el vínculo humano-animal"

(none) | Marcos Díaz Videla

El autor del libro No te metas con los perrhijos, explica que si bien el sentimiento de familia humano-animal es espontáneo, tradicionalmente ha sido cuestionado y patologizado. Afortunadamente, hoy los trabajos académicos evidencian que trasciende la esfera doméstica, que se encuentra en aspectos primitivos de la humanidad y que se sustenta en una predisposición basada en sentimientos nobles que nos llevan a proteger y amar.

Marcos Díaz Videla es psicólogo, tiene un doctorado (PhD) por su investigación sobre el vínculo humano-animal y es autor del libro "Antrozoología y la relación humano-perro". Acaba de lanzar "No te metas con los perrhijos", su nuevo libro, basado en más de una década de investigación y divulgación científica en el área, y da a conocer cómo los tutores de animales llegamos a construir una identidad parental en torno a estos, mientras ilustra los datos con pasajes narrativos con sus perros. "Si bien en la mayoría de las culturas modernas los animales de compañía se han convertido en una característica siempre presente en la vida familiar, tradicionalmente se ha desalentado la investigación acerca de la naturaleza de este fenómeno y de los intensos vínculos que las personas solemos establecer con nuestros compañeros animales", dice.

¿Cómo ha cambiado nuestro vínculo con los perros? 

Creo que empezamos a reconocerlos socialmente como miembros de las familias. Consideremos que durante el siglo XX se vivió una transición demográfica. Ahí la gente pasó a centros urbanos, con familias más pequeñas y mayor protección de los niños. Se cree que en el siglo XXI vivimos una nueva transición demográfica. Esta se caracteriza por hacer foco en la autorrealización, la flexibilidad en patrones de residencia, matrimonio y familia, y la aparición de alternativas a la fertilidad. Como parte de este movimiento se da también un cambio positivo en las actitudes y respeto hacia los animales, con incrementos en su tenencia y en los gastos relacionados. De modo que nuestra predisposición ancestral, natural, con la que evolucionamos como especie humana, que nos lleva a vincularnos con otras especies encontró un espacio fértil para expresarse dentro del estilo de vida familiar postmoderno. 

Marcos Díaz Videla MDV

¿Qué cosas nos aportan en nuestro día a día?

Cuando integramos a nuestros canes como miembros de las familias realizamos adecuaciones y modificaciones en las reglas, rutinas y rituales familiares. Y hacemos esto considerando tanto las necesidades como los gustos y preferencias del animal. Se dice que la familia renegoció sus reglas con el animal en una construcción conjunta. Y en este proceso, el animal participa activamente. En la convivencia ellos nos muestran, por ejemplo, que necesitan pasear, que quieren socializar, qué tipos de juegos y actividades prefieren, qué espacios necesitan o qué mobiliario o espacios en la casa son más acordes a ellos. De manera tal que nos aportan una nueva dinámica y sentido familiar

¿Cómo puedo saber si tengo un perrhijo? ¿Cuáles son las características de estos?

Creo que los perrhijos no se configuran tanto a partir de sus similitudes con hijos, como de las similitudes que hay en las funciones parentales que desplegamos. Es decir, estas se definen a partir de la inversión de recursos económicos, emocionales y de tiempo en estos animales, que es similar a la inversión parental en los hijos. Cuando tenemos perrhijos estamos atentos a sus necesidades y manifestaciones de preferencias, buscamos nutrirlos, protegerlos y educarlos, de manera tal que puedan estar sanos, socializar y desarrollar todo su potencial en la vida. El cual, a diferencia de los hijos (humanos), nunca los conducirá a una vida independiente y autónoma. Los perrhijos cumplirán todo su ciclo de vida necesitando de nuestros cuidados.

¿Por qué se cuestiona e incluso se ha llegado a hablar que tener perrhijos puede ser señal de trastorno mental?

Por desconocimiento sobre el tema y porque esta modalidad de vincular desafía los 2000 años de tradición judeocristiana que están en la base de la cultura occidental. Nuestra cultura se fundamenta en que los humanos son seres superiores y categóricamente distintos de los demás animales, los cuales están al servicio de los humanos. Tratarlos como semejantes cuestiona eso. Adicionalmente, maternarlos, cuestiona también el mandato social de maternidad hacia las mujeres. No existe una perspectiva negativa en los hombres sin hijos, de la misma manera que sí existe en las mujeres: si evitan vincularse con animales se las interpreta como frías y egocéntricas, mientras que si demuestran sentimientos maternales hacia sus animales se las interpreta como patológicas. En definitiva, parece ser la decisión de una mujer de no ser madre lo que se juzga como incorrecto, tenga o no animales. Pero no, los estudios muestran que la mayor parte de las personas que desarrollan vínculos con sus animales de compañía también interactúan exitosamente con personas y no desarrollan el vínculo con un perro o gato como sustituto de interacción fallida con otros humanos.

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Hay personas que deciden no tener hijos ¿Los perros de alguna manera los sustituyen?

La respuesta es no, porque si bien en algún sentido pueden funcionar como hijos, la dinámica es más compleja que eso. Es cierto que nos permiten desplegar una predisposición innata humana a ser cuidadores y que necesitan de nuestros cuidados para su supervivencia. Ahora bien, toda forma de relación tiene solapamientos con otras y tiene particularidades. Entonces, el vínculo con nuestros animales comparte prácticas parentales del cuidado de hijos. Esto sucede tengas hijos o no. Pero, además, también hay particularidades. Por ejemplo, los animales no nos heredan y trascienden como los hijos. A su vez, los animales tienen mayor constancia, aceptación y brindan un apoyo emocional que tiene formas específicas; esto que a veces las personas refieren como "amor incondicional".

En el libro mencionas que el vínculo que tenemos con nuestros animales tiene relación con sentimientos nobles que nos llevan a proteger y amar...

Los humanos hemos evolucionado como criadores cooperativos. Es decir, en tribus ancestrales, la crianza podía ser llevada a cabo por otros miembros del grupo y no necesariamente por los padres. Para eso, fue importante desarrollar mecanismos que nos llevaran a proteger y criar a esos pequeños eficientemente, como si fueran propios. Sucede así que las características de los bebés activan nuestros impulsos parentales. Sea que el bebé sea nuestro o no. Ahora bien, el mecanismo es tan intenso, que también se activa ante las características infantiles de crías de otras especies, como cachorritos de perro, patitos o focas bebés. Esto se conoce como "respuesta a lo adorable", y se basa en sentimientos más bien desinteresados, ligados a impulsos por proteger a los indefensos. 

¿Qué te motivó a escribir este nuevo libro?

Muchas cosas, entre ellas, pienso mucho en las personas que tuvieron que lidiar con prejuicios y frases despectivas por proteger y amar a otros. Recuerdo a mi yo de 13 años, llorando por la muerte de su perro, sintiéndose incomprendido y descalificado incluso por familiares, o cuando el profesor de religión dijo cruelmente "los animales no tienen alma y no pueden ir al cielo". Y cada vez que recibo un mensaje en Instagram o un correo de alguien que no conozco agradeciéndome por visibilizar el vínculo humano-animal, por defender y legitimar sus sentimientos, o simplemente por haberse sentido comprendido, siento que mi trabajo tiene sentido. Y tengo la idea de que puedo reconfortar a ese nene de 13, que puedo hablar por muchos que no pueden hacerlo, y que puedo reconocer a tantas personas y animales cuestionados por tener sentimientos nobles de amor.

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¿Qué podemos encontrar en No te metas con los perrhijos?

El libro recopila y reescribe las mejores columnas divulgativas que publiqué durante los últimos cinco años —algunas de las cuales salieron en Mestizos Magazine—, agrega nuevas, e incorpora un hilo narrativo. La idea es integrar contenido de valor académico sobre los vínculos con nuestros animales en un relato de vida que se desarrolla a medida que avanzan los capítulos.

¿Tener perros nos hace mejores personas?

Todos los vínculos sanos nos hacen bien. Pero en el caso de los perros, yo siento que me han hecho estar más en el presente y prestar atención a las cosas importantes de la vida. Creo que me han vuelto una persona más espiritual.  Cito un fragmento de un apartado, que aborda las evidencias sobre vida espiritual en animales, donde cuento una historia personal: 

Tres meses antes de que Dalma partiera estuvimos en la playa. Ahí juntamos los caracoles que hoy están en su altar. El último día, la acompañé hasta la orilla del mar. Supongo que, de alguna manera, yo sabía que esa sería la última vez que Dalma lo vería. Y yo no sé qué pensaba ella cuando contemplaba el mar... pero sí sé que le daba paz (...) Posiblemente Dalma creyera en algo simple, algo que difícilmente se explique en palabras, algo que sencillamente la hacía armonizar con la existencia y trascender. Algo que, cuando recuerdo su expresión relajada con sus ojos cerrados frente a la inmensidad del mar, yo también comienzo a creer.

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No te metas con los perrhijos

Este libro se basa en el surgimiento de la antrozoología (el estudio científico de las interacciones y vínculos humano-animal) para abordar de manera clara y entretenida, múltiples interrogantes ligados a la relación afectiva que la mayor parte de los tutores de animales establecemos con ellos. Esta relación, lejos de poder conceptualizarse como otras formas de posesión o de un intento de reproducción de vínculos humanos, cuenta con características particulares que le otorgan legitimidad y que tienden a ubicarla en un terreno parental, haciendo de su estudio un área novedosa e intrigante.

Libro No te metas con los perrhijos Marcos Díaz Videla

Se exploran los distintos aspectos que hacen el vínculo estrecho que establecemos con nuestros animales de compañía. Incluye estudios de Buenos Aires e internacionales, y se organiza en apartados temáticos que abordan aspectos como: ¿Los perros realmente se parecen a sus dueños? ¿Por qué llegamos a considerarlos familia? ¿Sustituyen la tenencia de hijos? ¿Tener perrhijos es señal de trastorno mental?

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