Carla Ingus M. Directora Mestizos EDITORIAL Dolor, es el primer sentimiento cuando un ser querido parte, ya sea porque fue una muerte accidental, porque ya es anciano o porque al verlos sufrir pensamos en una muerte digna. La tristeza se vive como una de las etapas del duelo. Uno busca respuestas, a veces se culpa, otras se enoja, todo producto de lo mismo: el deseo de que fueran eternos. Este mes partió mi clarita, el 8 de agosto, en su día, el día del gato. Clarita tenía 6 años y medio y lo que partió como una otitis terminó siendo un tumor que estaba ramificado. No es mi primer gato en partir, pero sí reconozco que teníamos una relación muy especial (que no lo escuchen mis otros felinos). La llamaba y venía corriendo, mis hijos le decían la chupetona, porque nos lamía a todos con su áspera lengüita. Tal como muchos gatos, manifestó signos de estar enfermo cuando ya era irreversible. Entendiendo que un proceso que se vive distinto en cada ser humano, hay que vivirlo, nadie puede cuestionarnos por sentir cada una de las fases que acompañan la pérdida de un ser que quisimos tanto. A todos quienes han perdido a su compañero de 4 patas, les dedicamos esta edición.